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García Linares, a la izquierda, explica el significado de las pinturas al padre Ángel y el alcalde de Tineo, José Ramón Feito.
La Caridad ilumina  a la inmigración

La Caridad ilumina a la inmigración

Manolo Linares inaugura las pinturas de la capilla con las que denuncia el drama del siglo XXI. El padre Ángel le acompañó

LIDIA ÁLVAREZ

Jueves, 1 de septiembre 2016, 00:40

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«Un testimonio del drama de la inmigración y una crítica a la sociedad actual». Son los dos conceptos que aúna la pintura, obra del artista local Manolo García Linares, que desde ayer se puede contemplar en la capilla de la Virgen de La Caridad del Cobre, en la iglesia parroquial de Navelgas (Tineo). «Ningún sitio mejor que una iglesia para recoger testimonio de un drama como éste y nadie mejor para pintarlo que Manolo García Linares, que lleva en su vena lo social», señalaba emocionado el Padre Ángel, amigo desde la infancia del artista, que no quiso perderse la inauguración de las pinturas.

La inspiración le vino a García Linares en una capilla similar en los Alpes franceses, decorada por varios pintores y escultores. Por eso, no dudó en aceptar el ofrecimiento del párroco local. Ayer recordaba cómo muchos emigrantes de la comarca se fueron a Cuba. Al volver traían no solo dinero con el que colaboraron en la construcción de escuelas y otras obras para el pueblo, sino que también importaron la veneración de los cubanos por su patrona, la Virgen de La Caridad del Cobre, donando una imagen a la iglesia parroquial en el siglo XIX.

Fue el origen de la devoción en Navelgas por esta virgen a la que dedican sus fiestas más importantes. La imagen originaria fue quemada en la Guerra Civil y repuesta después por Faustino Rodríguez, otro emigrante cubano. Allí, la Caridad del Cobre, también conocida como 'Cachita', «es como para nosotros la Santina, la llevan como bandera los ateos, los agnósticos y allí los santeros también», explicaba Linares.

A la hora de comenzar los bocetos pronto surgió la idea de reconstruir la leyenda de la aparición de la Virgen, flotando sobre el mar, a tres jóvenes esclavos que viajaban en una canoa de camino a su trabajo en las minas de cobre. Para trasladar esa imagen a la actualidad, el autor eligió «una de las grandes tragedias de nuestro tiempo», la inmigración, vinculada también al pasado de quienes llevaron la devoción por la Caridad del Cobre a Navelgas. «La emigración está siempre motivada por lo mismo: necesidades, hambre, trabajo o, lo más trágico, por la guerra».

Un mar turbulento

De esa idea, evocando imágenes que se han visto en las costas europeas en los últimos meses, García Linares pintó en la bóveda una barcaza «en un mar turbulento, en el que parece que todo zozobra, con náufragos que se caen al agua y figuras como tiburones o medusas que simbolizan a los malos gestores que provocan las tragedias humanitarias». No falta en la representación, en uno de los laterales de la capilla, el recuerdo al pequeño Aylan y a otros muchos refugiados que han fallecido en el intento de dejar atrás las miserias de la guerra.

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