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BELÉN G. HIDALGO
CANGAS DEL NARCEA.
Viernes, 6 de abril 2018, 00:13
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La presencia de oro en la zona de Las Montañas, en Cangas del Narcea, es poco menos que un secreto a voces. Su riqueza aurífera fue explotada por los romanos y, a día de hoy, los restos de aquellas extracciones aún moldean el paisaje que recorren los visitantes en un ruta que discurre por una trazado de poco más de nueve kilómetros. Tampoco resulta novedoso el interés de las compañías en estudiar la rentabilidad de retomar la actividad extractiva en la zona. Son varios los vecinos que, echando la vista atrás, recuerdan sondeos llevados a cabo en las laderas de sus montañas en el último cuarto del siglo pasado.
Sin embargo, ante las informaciones que apuntan el interés mostrado por la empresa Orovalle en llevar a cabo un proyecto de investigación para determinar la presencia de oro, plata y cobre en los concejos de Cangas del Narcea y Allande, impera la prudencia. Así, el regidor cangués, José Víctor Rodríguez, es partidario de abordar con «cautela» esta noticia. «Se desconoce si hay oro suficiente como para que sea rentable su explotación. No obstante, todo lo que tenga que ver con una industria que pueda generar trabajo es, a priori, bien recibido», apuntaba el alcalde cangués. Cautos también se muestran los vecinos de Las Montañas: «A simple vista, podría ser bueno, pero habría que estudiarlo», señalan. Valoran positivamente el empleo que generaría, permitiendo fijar población, pero apuntan que la explotación debería llevarse a cabo con ciertas garantías.
La compañía minera también se mostrado prudente. Indica que ha sido admitida a trámite la solicitud presentada para adquirir el dicho permiso de investigación en la zona, pero que no se trata de algo inmediato, pudiendo pasar incluso años.
A día de hoy, lo único cierto es que el interior de Las Montañas permitió a Roma desarrollar una actividad extractiva vital para su economía. Fe de ello es el inmenso socavón que dejaron en San Félix. «La ruta del oro discurre por el interior de lo que se conoce como el carcabón», explica Carmen Rodríguez, técnico de turismo del Ayuntamiento cangués. La ruta permite explorar la galería de prospección con la que determinaban la riqueza del yacimiento. «Cuando tenían claro que había oro, entonces calentaban la montaña y soltaban agua para que el terreno se resquebrajase», cuenta Rodríguez. También se puede visitar el pozo donde acumulaban el agua, testimonio de la red hidráulica que construyeron para la extracción del cotizado metal.
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