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La Guardia Civil no quiere tatuajes

La Guardia Civil no quiere tatuajes

El borrador de las nuevas órdenes de aspecto físico regula hasta el color del pelo

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Viernes, 18 de mayo 2018, 02:42

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La polémica ha llegado a la Guardia Civil. Y esta vez lo ha hecho por un borrador de orden general que pretende regular el aspecto físico de los agentes y el trato que dispensan a los ciudadanos. Uno de los problemas es que esas nuevas normas podrían afectar a los derechos y libertades de los miembros de la Benemérita.

La Dirección General de la Guardia Civil es la que ha presentado el documento, que pretende sea de aplicación a todo el personal del cuerpo. El asunto que más polvareda ha levantado es el que hace referencia a los tatuajes. El texto prohíbe completamente enseñarlos estando de uniforme, hasta el punto de que si un agente se hiciera uno una vez entrada en vigor la norma, se le podría abrir una falta disciplinaria grave, obligándole a borrarlo. El documento dice que quienes ya tengan tatuajes deberán taparlos durante el servicio y realizar una declaración jurada de todos los que tiene en el cuerpo.

Las asociaciones de guardias civiles advierten de que los tatuajes son imposibles de tapar en muchos destinos del Instituto Armado y que taparlos o maquillarlos daría una imagen peor a que estén visibles.

Hay más normas que, en opinión de estos profesionales, son más propias de otros tiempos. Así, los hombres podrán utilizar tintes para el cabello pero siempre que sean de un color natural, mientras que las mechas están autorizadas para las mujeres. En este aspecto, los agentes ya advierten de una discriminación por razón de sexo. Pero es que el documento incorpora una serie de dibujos con los cortes de pelo para el personal masculino que estarían aceptados.

Otros asuntos son que se podrán dejar crecer el bigote y la barba cuando no se preste servicio, las gafas no se podrán colgar del uniforme ni portarlas en forma de diadema. Tal es el nivel de control sobre el aspecto físico de los agentes, que el borrador incluso dice cómo han de ser las patillas. También están prohibidos un bigote por debajo de la comisura de los labios, los aros en la nariz, uñas sobrepasando el borde del dedo (hasta tres milímetros en el caso de las mujeres), relojes que excedan el ancho de la muñeca, utilizar el móvil personal durante el servicio y un largo etcétera.

Además, el borrador hace referencia al trato con los ciudadanos, que ha de ser cortés y respetuoso, dirigiéndose por defecto de 'usted', salvo autorización expresa por el interlocutor. Pero es que las charlas no podrán ser prolongadas ni en voz alta. También se veta fumar fuera del periodo de descanso, al igual que mascar chicle o llevar las manos en los bolsillos.

El rechazo de los profesionales a este borrador es total y así lo hacen saber la Asociación Unificada de Guardias Civiles, la Asociación Española de Guardias Civiles y la Unión de Guardias Civiles, que han remitido un escrito conjunto en ese sentido a la Dirección General de la Benemérita.

Aseguran entender que se regulen ciertas cuestiones del aspecto físico de los agentes, pero apuntan que «lo que no entendemos es que pretenda hacerse con cánones estéticos más propios de principios del siglo XX que de nuestros tiempos». Además, sugieren que el documento en cuestión «está entrando a regular derechos y libertades, como la libertad de expresión, la protección de datos de carácter personal o el principio de igualdad, así como entrando incluso a regular la vida privada de los guardias civiles al pretender que dicha norma se haga extensible fuera del ámbito del servicio profesional, sin tener capacidad jurídica para ello».

Por ello, las tres asociaciones piden la retirada de este proyecto normativo y advierten de que se reservan «posibles acciones futuras en caso de que la norma viese la luz en los términos en los que actualmente está redactada».

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