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ENRIQUE CARBALLEIRA
Sábado, 28 de junio 2014, 00:44
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El Sidrón es una fotografía única de una acción cultural. Así lo definió ayer el científico Marco de la Rasilla, responsable de la investigación del yacimiento piloñés desde el año 2000, que ofreció una charla en el centro sociocultural de Villamayor. La cita, promovida por el presidente de la entidad menor, Andrés Rojo, resultó un éxito, siendo fuertemente aplaudida por el numeroso público que abarrotaba la sala.
De la Rasilla trazó por espacio de una hora, un rastró cronológico sobre la historia del yacimiento, desde la aparición de los primeros restos, en 1994, hasta la confirmación de su origen neandertal, en 1998, y el posterior período de investigación desde el año 2000 hasta el presente, ya que en este mes de junio se ha desarrollado una nueva campaña de excavaciones.
El científico planteó varias preguntas al comienzo de su disertación que posteriormente fueron encontrando las oportunas respuestas. Señaló que todos los restos aparecen en un espacio lineal de unos cinco metros de longitud. Se concentran en esta zona, después de ser arrastrados desde el exterior, posiblemente debido a un torrente de agua. «Fue un proceso natural que observamos por el tipo de sedimento», destacó el ponente, que señaló además que los 13 individuos de los que se tiene información hasta la fecha fueron canibalizados.
Aunque aún no hay datos definitivos, los investigadores consideran que esa canibalización fue debida al hambre, y no a un proceso ritual. «Es un hecho que se ha observado en otras investigaciones realizadas en distintos yacimientos, como en Atapuerca; y los homo sapiens también han canibalizado, no es algo tan inusual».
Aunque se ha tratado de investigar el asentamiento externo de la cueva, no ha sido posible hallar prácticamente ningún resto hasta ahora, «y probablemente no quede nada en esa zona». «En el caso de los huesos que hemos localizado dentro hubo mucha suerte, ya que se cubrieron rápidamente con sedimento y se fosilizaron», añadió.
Cuando todos los sucesos entorno a los 13 individuos del Sidrón tuvieron lugar, hace 49.000 años, el homo sapiens aún no había llegado a la península Ibérica. Los neandertales se encontraban prácticamente en su ocaso, ya que desaparecerían sólo unos 8.000 años más tarde.
Herramientas
Otro de los aspectos más curiosos señalados por Marco de la Rasilla fue el de las herramientas que se han localizado y el hecho de que, en aquel entonces, en el concejo de Piloña hubiese un yacimiento de sílex de gran calidad, «ubicado en la zona que hoy está situada entre Coya y Miyares». Según añadió el científico «la gente venía de muchos lugares a por ese sílex, que ha aparecido en diferentes yacimientos de Asturias». Esas herramientas de sílex eran utilizadas precisamente para el proceso de la canibalización, al menos en el caso de la gruta piloñesa.
En referencia a las características físicas de los neandertales del Sidrón, eran personas trabadas, con algunas diferencias con respecto a los humanos modernos. Tenían un saliente occipital, el frontal de la cara más adelantado y un encaje de la mandíbula en el cráneo más fuerte; el maxilar y los dientes eran muy potentes.
Precisamente, según comentó de la Rasilla, en el yacimiento del Sidrón se ha localizado a la persona más baja de cuantos restos neandertales se han hallado hasta la fecha: una mujer de un metro y cincuenta y cinco centímetros de altura.
En el apartado de la investigación genética, el yacimiento del Sidrón también ha aportado informaciones muy destacadas, a la hora de conocer detalles sobre las características de aquella sociedad de primeros piloñeses, probablemente pelirrojos, y que utilizaban una especie de bitumen o betún natural para sus herramientas. Incluso debían usar la manzanilla, por los restos localizados en algunos de los dientes.
Futuros estudios del genoma podrían determinar además la complejidad de su lenguaje y desvelar importantes informaciones acerca de su comportamiento o la relación familiar entre los individuos del grupo humano asentado en Piloña.
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