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Los ganaderos Ángel Labra y Pancho Crespo, de Beceña, conducen las primeras vacas casinas en llegar a la vega de La Cueva, el día de la apertura de pastos .
Escasa subida de reses a los montes de Covadonga

Escasa subida de reses a los montes de Covadonga

La abundancia de matorral, el viento frío, la presencia del lobo y los destrozos del jabalí, fueron el tema de charla de los pastores pioneros

GUILLERMO F. BUERGO

Domingo, 26 de abril 2015, 01:03

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Como cada 25 de abril, desde tiempo inmemorial, ayer se abría a los pastos el coto de la Montaña de Covadonga. Está previsto que durante el año acudan 3.988 vacas, 1.075 novillas y 131 toros, pero a lo largo de la jornada fueron menos del 10% los animales que alcanzaban aquellas cumbres en busca de fresca y tierna hierba. Bastantes ganaderos anunciaron que tienen pensado desplazarse a lo largo del día de hoy y el resto lo irá haciendo de forma paulatina. En general, los pastores temen que regrese esta semana la nieve y otros esperan la llegada de jornadas más soleadas para que el pasto se encuentre en sazón. Las conversaciones recurrentes entre los pioneros en alcanzar la vega de Enol tenían como denominador común la abundancia de matorral, el viento frío, la presencia del lobo y los destrozos del jabalí en las praderías.

Con la primera luz del día encumbraban las vegas de La Cueva y el Enol tres ganaderos cangueses: Ángel Labra, de Beceña; Francisco Gelot, de Mestas de Con; y Luis Caso, de Intriago. Entre los tres rebaños sumaban 55 vacas de la raza Asturiana de Montaña y dos terneros. Allí los esperaba Miguel Larrea, de Llerices, que había pasado la noche en una cabaña de su propiedad, en cuyo interior permanecía encendida la chimenea para protegerse del viento que las cumbres nevadas convertían en soplo frío.

Como primera medida llevaron las vacas de Gelot a un potrero con el fin colocarles en la oreja «chapas para ahuyentar las cabarras y las moscas rociniegas». Algo necesario hasta el final del verano, como sentencia un viejo refrán que bien conocen los pastores: «Por San Agustín, entrega la vaca la mosca al rocín».

Una hora más tarde, acudían al Enol once vacas, «paridas y sin cría», propiedad de María del Carmen Concha Suero, de Labra. La zagala llegaba acompañada por su padre, Miguel Concha, y las vacas se presentaron descansadas a bordo de un camión que cobró 100 euros por el porte. Miguel precisó que «la vega está muy guapa pero tiene poca comida». Y recordó que durante 48 años se había desplazado siempre el día 25 de abril, aunque en aquellos tiempos «todos los ganaderos querían llegar los primeros, había piquilla entre nosotros y algunos andaban el camino durante la noche».

Hasta 2015, esa era la misma secuencia que vivía el matrimonio formado por Manuel Valle y Covadonga Fernández, pero será a lo largo del día de hoy cuando se presenten en la majada de Humartini con «60 vacas de Montaña y Parda Alpina, sin crías». El 1 de junio, subirán «100 cabras, 105 ovejas y siete vacas lecheras» para empezar a elaborar un queso de Gamonéu que resulta ganador en casi todos los certámenes. Covadonga visitó el territorio y matizó que «hay buena pación pero la vega está tomada por la maleza». «Los viejos conservaron el Parque con quemas controladas y hoy está hecho una basura», sentenció.

Quien no perdía detalle de lo que se movía por la Montaña de Covadonga era José Luis Alonso Zaragoza, joven pastor de Gamonéu, de 20 años. Le acompañaba su hermano Jairo, de 19, que prefiere desenvolverse «en el sector de la construcción». A la espera del 1 de junio, José Luis dejaba ayer 50 ovejas en los límites del coto, en Oberdón, y para el 3 de mayo moverá «40 cabras, trece vacas de carne y cuatro de leche».

Comentaba Alonso que «los pastor mejoraron mucho en los últimos diez días, pero deberían quemar la maleza porque hasta las ovejas se engarman en los bardos». En compañía de sus perros 'Enol' y 'Linda' veraneará en la montaña. «Aquí se viene a trabajar no a hacer el tonto. Los animales y yo nos iremos cuando nos eche la nieve».

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