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Las tres naves de la iglesia parroquial estaban repletas de llaniscos interesados en asistir a la inauguración de las obras del retablo.
«Mirar un retablo es asomarse a la vida»

«Mirar un retablo es asomarse a la vida»

Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo, inauguró las obras de consolidación en las pinturas del altar de la basílica de Llanes

GUILLERMO FERNÁNDEZ

Lunes, 4 de mayo 2015, 00:45

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El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, acudió en la mañana de ayer a Llanes con el fin de inaugurar las obras de rehabilitación llevadas a cabo en el retablo plateresco de la basílica. En la consolidación del retablo, que data de principios del siglo XVI y es obra elaborada en el taller del maestro francés Felipe Vigarny, intervinieron los restauradores Pablo Klett, Eloísa Nebreda y Victoria O' Donnell. Sanz Montes fue recibido a la entrada del templo por Florentino Hoyos, párroco de Llanes, y por la alcaldesa, Dolores Álvarez, acompañada por ediles de todas las formaciones políticas representadas en el Ayuntamiento, así como por los presidentes de los tres bandos festivos llaniscos.

Se sorprendió el arzobispo al ver la iglesia parroquial repleta en sus tres naves de fieles y; especialmente, niños. La salutación a Sanz Montes corrió a cargo del historiador local José Alberto Concha y la eucaristía fue cantada por el coro parroquial con acompañamiento de gaita.

Antes de acceder al templo, Sanz Montes valoró que «la vida es un retablo» y explicó la importancia que el retablo tuvo para los fieles en una época en la que «eran muy pocos los que sabían leer y escribir». En esos retablos del siglo XVI, como el de Llanes, «con escenas llenas de luz y otras que hablan de las pasiones, nuestros antepasados aprendían a reconocer la historia». «Mirar un retablo es asomarse a la vida», matizó. Y en relación a la obra que estaba a punto de inaugurar, valoró que se trataba de «una pieza artística de enorme valor».

Durante su homilía, Sanz Montes calificó la caminata que el día anterior había realizado desde Cangas de Onís a Covadonga, en compañía de 700 jóvenes, como «un retablo de esperanza que enriquece a la comunidad cristiana». Por esa línea insistió en que «la vida es un inmenso retablo y el retablo es un libro abierto. Y mirando el de la basílica de Llanes podemos aprender a construir el nuestro». Finalizó lanzando un reto a los niños allí presentes: «Descifrad lo que cuenta este retablo observando cada uno de los cuadros».

Las principales obras en la consolidación del retablo de la basílica de Llanes se orientaron a tratamientos contra los xilófagos producidos por el coleóptero conocido como la carcoma, así como la limpieza de la parte trasera donde había una importante acumulación de escombros que impedían la correcta ventilación y favorecían la humedad. También se recuperó la falta de policromías y se trató las capas oscurecidas.

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