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José Antonio Sáez Sotres, con la paleta en la mano, ante su copia de la Piedad de El Greco.
'El Greco', fuente de inspiración

'El Greco', fuente de inspiración

José Antonio Sáez Sotres acaba de rematar una Piedad, obra del pintor cretense, y le gustaría que la copia terminara en la iglesia parroquial de Llanes

GUILLERMO FERNÁNDEZ

Miércoles, 1 de julio 2015, 00:33

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El llanisco José Antonio Sáez Sotres, de 77 años, asistió cuando tenía 19 a una conferencia sobre Domenico Theotokópulos 'El Greco' y le quedaron tres cosas muy claras: «La profunda espiritualidad de sus pinturas, la atmósfera mística de las mismas y el hecho de que sus cuadros se conserven como el primer día, después de haber pasado más de 400 años». Sostiene que «la imprimación que le dio a las telas parece ser la base de la buena vida de los cuadros».

Desde siempre, el pintor favorito de Sáez Sotres fue El Greco y como en el año 2014 se cumplía el cuarto centenario de su muerte en Toledo, decidió darse a sí mismo un homenaje enfrentándose a una obra del cretense. Eligió una Piedad y se puso manos al pincel. «Adquirí una tela en el mercadillo, hice el bastidor con las mismas medidas que el original, 1,40 x 1,20, y compré una imprimación de la mejor calidad». Se decantó por la Piedad porque quería plasmar «un cuadro espiritual, con motivo religioso». La semana pasada, después de un año con diferentes parones, dejaba terminada la obra. «Nunca perdí la confianza y lo más complicado de expresar fueron los pies de Cristo», decía ayer. De la Piedad asegura que «me gustó la composición, con Cristo en el aire, así como la presencia de La Virgen, San José y la Magdalena. Y el hecho de ser una de las pocas obras horizontales de El Greco», concluía.

¿Cuál será el destino de la Piedad pintada por el llanisco? Ni él mismo lo sabe, pero tiene un sueño. «Me corto un poco al decirlo y tengo miedo de que no encaje, pero me gustaría que mi copia de la Piedad de El Greco terminara en una de las paredes de la iglesia parroquial o de la capilla de la Magdalena». Quiere un sitio «donde yo pueda verla y que transmita al contemplarla».

José Antonio Sáez es un pintor llanisco, conocido por todos y de muy largo recorrido. Con siete años ya había pintado «a mi abuela Faustina» y su penúltimo retrato al carbón tiene como protagonista al «arzobispo de Oviedo». El último es triple y tomó el original «de la página de un periódico, de una fotografía con muy buena luz de tres médicos-investigadores del HUCA». Envió los retratos por correo y a los siete días «recibí una llamada de Miguel Rodríguez, director del HUCA, dándome las gracias por el cuadro, en atención a la clase médica». Así es la vida de Sáez Sotres, un hombre que empezó pintando «retratos simplificados en dos minutos».

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