Borrar
Rosana Cáceres y José Carlos Martínez Contró esta semana durante su estancia en Colombres.
Emigración, un viaje de ida y vuelta

Emigración, un viaje de ida y vuelta

Tres indianos retornados cuentan su experiencia y su eterna vinculación con Asturias

ANDREA INGUANZO

Domingo, 2 de agosto 2015, 00:24

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Que se recuerde la figura del emigrante asturiano siempre es motivo de satisfacción para todos aquellos que, de una manera u otra, han vivido este movimiento social. Pero que, además, se ensalce de una manera especial su indestructible vinculación a la 'tierrina', desarrollada incluso durante generaciones, es un orgullo para todos aquellos que algún día tuvieron que echar la vista atrás para recordar esta región, su cuna o la cuna de sus progenitores. Buena cuenta de ello daban esta semana en Colombres más de un centenar de personas, empresarios de diversa índole, que se reunieron convocados por el Banco Sabadell en el marco de la VI Convención de Asturianos en América.

«El sueño de todo el que marchó de aquí», cree Juan José Caso Lamero que es ese vínculo que el emigrante asturiano mantiene con su tierra. Tras 40 años viviendo en Venezuela y cuatro hijos nacidos allí, «que también se sienten muy asturianos», han regresado a la región y aquí se quedarán, según indica en tono de humor, «hasta ir para el último chalé». Ayudar a que la tierra prospere «es algo que todos tenemos en mente, porque nos fuimos con la meta de mejorar nuestra situación pero nunca podemos olvidar lo que dejamos atrás».

Allá en tierras iberoamericanas, Caso Lamero fue promotor y estuvo en la directiva de un banco casi dos décadas. Junto a su esposa, María Teresa Llano, ahora recuerda su historia indiana, de la que no fue el único protagonista. «Yo viajé a Venezuela con la idea de seguir hacia México, pero finalmente allí me quedé. Pero anteriormente mi abuelo paterno había emigrado a Cuba, de hecho mi abuela era cubana. Somos tradicionalmente una familia de emigrantes a América», narra. Aquí en Asturias puede presumir de tener en propiedad grandes joyas indianas, como son dos simbólicas casas: la Quinta Buenavista y la casa de Las Palmeras descansan en su propiedad.

Diversos aspectos

Germán Romano nació en Venezuela, al igual que sus tres hermanos. Sus padres, naturales de la localidad llanisca de Porrúa, cruzaron el Atlántico en 1960 «por la situación económica que había en aquella época». Allí fundaron un hotel y un restaurante y trabajaron duro para criar a sus hijos «con el amor a su tierra como bandera». «Es emocionante la medida en que nuestros padres nos inculcaron el amor por Asturias, tanto que no solo venimos por buscar oportunidades laborales, porque quizá las podríamos tener allí, sino por el cariño tan profundo que en su momento nos enseñaron. Venimos para seguir aportando nuestro granito de arena en este proceso evolutivo aquí, en Asturias», indica.

Romano es doctor ingeniero industrial y, aunque comenzó su carrera en Venezuela, decidió saltar a Europa para especializarse. «Cursé el doctorado en la Universidad de Oviedo y, por circunstancias de la vida, aquí me casé y creé una familia y, por tanto, me he terminado asentando», señala. Tanto que incluso ha sido presidente de la Asociación Cultural Llacín de Porrúa durante varios años, «justamente gracias a ese amor tan profundo por mis raíces que me transmitieron mis padres».

Desde su punto de vista, la historia de la emigración asturiana debe valorarse por motivos políticos y económicos, pero también culturales. «Creo que a veces hay que tener un poco de memoria y es muy importante recordar ese trabajo y esa pasión que siempre han tenido aquellas personas que, como mis padres, salieron a forjarse un futuro, pero sin olvidar nunca sus raíces». Da buena cuenta de que, en cualquier país de Iberoamérica «se escucha en cualquier rincón una gaita o un tambor, porque los asturianos han defendido con uñas y dientes sus raíces, han compartido su tradición y han perpetuado su cultura».

Los padres de Germán Romano emigraron del Oriente al Oriente. Del ala oriental de Asturias al mismo área de Venezuela, el Estado Monagas. Su ejemplo personal demuestra que, tal y como argumenta, «tras la emigración asturiana a América ha surgido ahora otra vertiente que es la contraria, los que regresamos». «Existe ya una bilateralidad entre ambos lados del océano que refuerza esos puentes. Y ya no hablamos de espacio sino de personas que luchamos y trabajamos por algo y que compartimos, un mismo amor por esta tierra». Por ello, concluye, «pienso que la emigración hay que verla desde un aspecto muy amplio».

Experiencia irrepetible

Rosana Cáceres nunca imaginó que Asturias iba a marcar tanto la vida de una dominicana. Fue su marido, José Carlos Martínez Contró , quien partió en busca de un futuro mejor desde su 'tierrina' natal y allá en la República Dominicana la terminó encontrando a ella. Hoy, cuando forman un perfecto tándem, la 'emigrante' es ella porque desde hace once años reside en Oviedo y acude «todos los fines de semana a Llanes».

«Regresar con él ha sido una de las mejores experiencias de mi vida», afirma la dominicana. Al llegar se ha dado cuenta que, en Asturias, «la gente te acoge como si fueras uno más. A mí nunca me han hecho sentir extraña, yo de hecho me siento hasta llanisca en muchas ocasiones, tiro muchísimo para esta zona». Después de un cuarto de siglo de compartir veranos en este concejo costero, siente que «el llanisco te hace sentir de aquí». «La calidad de vida y la calidad de la gente son excelentes», defiende. Y piensa en regresar algún día a su tierra, pero «en un futuro lejano, quizá».

Lo que le habían contado de Asturias antes de conocer a su marido era escaso, pero ahora ha entendido que sabía más de lo que pensaba. «En la República Dominicana la mayor comunidad de emigrantes es la asturiana. De hecho, los supermercados se llaman 'Pola', las ferreterías casi todas están vinculadas a asturianos, etcétera. El mayor impulsor económico fue el español y, por ende, el asturiano. La emigración asturiana dejó huella y todavía la sigue dejando», valora.

Su marido, José Carlos Martínez Contró, vive actualmente a caballo entre los dos lugares. «Ella pasa en Asturias más tiempo que yo», reconoce. A pesar de ello insiste en que, mientras su extensa y diversa actividad empresarial se lo permita, «me gustaría continuar compartiendo los años entre aquí y allá para que no me dé tiempo echar de menos ninguno de los dos lugares». Se define como un «llanisco nacido en Oviedo» y presume de disfrutar de todas las tradiciones locales. «Somos una familia de la Guía que disfruta de la fiesta al máximo», confiesa.

Sobre su experiencia migratoria el empresario reconoce que en la República Dominicana, como en tantos otros países de Latinoamérica «hay muchos asturianos». Pero, concretamente, además del número lo que destaca de ellos es «que ejercen mucho de asturianos». «Se conservan mucho las costumbres, las tradiciones, se celebran las fiestas, y hay mucha relación entre los que vinimos emigrados o los que ya nacieron allá pero crecieron con el mismo sentimiento de asturianía». Presume, por tanto, de que la emigración asturiana «ha creado comunidad» y, además, «una comunidad importante».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios