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Las playas del Oriente, como esta de La Griega, en Colunga, se han convertido en un importante reclamo turístico durante el recién finalizado mes de julio.
«Julio ha sido excelente. En los últimos días del mes la ocupación era del 90%»

«Julio ha sido excelente. En los últimos días del mes la ocupación era del 90%»

Los empresarios del sector turístico de la comarca hacen balance positivo del inicio del verano y confían en que siga así

SHEILA VACA

Domingo, 2 de agosto 2015, 00:23

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Terrazas a rebosar, maletas, cámaras fotográficas y mapas son algunos de los indicadores de que el turismo marcha bien en la comarca oriental asturiana. Llega el ecuador del verano y toca hacer balance. Junio ya ofreció un adelanto de lo que sería julio, pero los empresarios del sector se han sorprendido con los buenos resultados que ha arrojado este recién finalizado mes. La afluencia de visitantes es evidente, las calles se encuentran en continuo movimiento y los hoteles, parecido, así que si todo continúa en esta línea, agosto será incluso mejor, ya que es éste el mes vacacional por excelencia y, por consiguiente, el que más beneficios suele aportar. Además, hace sol y calor, pero tampoco demasiado, para poder disfrutar de la playa o la montaña, según se quiera. Y eso que de vez en cuando las lluvias hacen acto de presencia, aunque a veces hasta se agradecen para rebajar las altas temperaturas.

«Sabíamos que iba a ser un mes bueno, pero es que ha sido excelente». Así valora José Antonio Sánchez, presidente de la Asociación de Empresarios de los Picos de Europa (Incatur) el arranque de la temporada estival. En esta zona se conjugan varios factores que crean un escenario que atrae a cientos de visitantes, tanto es así «que la ocupación fue muy alta, incluso a últimos de mes estábamos sobre el 90% en los hoteles y en el caso de apartamentos, hablamos de un 80%», explica Sánchez. Y es que, estos datos suponen una gran mejoría con respecto a los años anteriores. «No tenemos queja. Al haber más gente se consume más y eso siempre es positivo. Se ve mucho movimiento por las calles y han aumentado el número de consultas en la Oficina de Turismo. Eso es un dato significativo», indica este empresario. Y es que este punto informativo cangués ha recibido a 18.000 visitantes durante el pasado mes, un 40% más que en julio de 2014.

Ni el orbayu ni las tormentas consiguen echar abajo este repunte de visitantes con respecto a años anteriores. «Esto también ayuda a relajarse, a que no todo el turismo se concentre en la playa o la montaña, sino que ayuda a potenciar otro tipo de actividades, tomar algo o ir de compras a los comercios», destaca el presidente de Incatur.

Ribadesella es otro de los concejos que ha vivido un julio de récord. Según Luis Pablo González, propietario del Hotel Don Pepe, ubicado en la primera línea de la playa de Santa Marina, la villa «está volviendo a tiempos anteriores a la crisis, cuando el mes de julio estaba considerado como temporada alta». Una consideración que quedó reducida a temporada media en los últimos ocho años debido a la baja ocupación registrada. «Durante estos años solo nos había quedado agosto, pero ahora hemos recuperado julio y también junio, mes en el que la ocupación fue alta. El incremento podemos situarlo entre el 25 y el 30%», añadió González.

Hablar de turismo y de verano es hablar de gastronomía. Los visitantes que se acercan a la región y, en concreto, a la comarca, quieren conocer las costumbres de la zona, entre las que se incluye la gastronomía. En este sentido, Javier Garaña, presidente de la Asociación Llanisca de Restaurantes (Allares), hace un balance «muy positivo en el sector de la restauración en general» de julio, ya que destaca que el gasto medio por persona ha aumentado. «Hablamos de la carta, por que los que tienen un menú a cierto precio, no se percibe ese incremento, pero los que eligen de la carta sí que se nota una subida», explica a la vez que confía en mantener esta buena racha en agosto. «Muy raro tendría que ser si agosto no siguiese así. Los hoteles están prácticamente llenos y ese es el termómetro con el que se mide. Si seguimos así, vamos a cerrar una temporada redonda. Junio fue muy bien y por eso esperábamos un verano bueno, pero no tanto», suma Garaña.

Boca a boca

País Vasco y Madrid son las dos comunidades autónomas de las que provienen la mayoría de visitantes de Llanes, «donde no se ha notado tanto la crisis, aunque también esta teniendo mucho tirón Castilla y León y cada vez hay más extranjeros que se animan a venir». La promoción, el boca a boca y las reseñas en los portales web son un factor determinante a la hora de elegir un destino. «El que conoce la zona, vuelve, y los que no vienen animados por conocidos o familiares y se fijan mucho en las opiniones de otras personas que han estado en esos sitios para comer o para su estancia. En el caso de los extranjeros internet hace mucho, el nivel de satisfacción es muy alto y la comida les parece barata», explica Javier Garaña.

En este sentido, el empresario afirma que se tiene que «hacer un esfuerzo mayor» a la hora de la promoción turística, haciendo especial hincapié en el Camino de Santiago. Y es que, cada año son más los peregrinos que deciden hacer esta ruta con la repercusión económica que eso aporta a su paso. «Ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad y eso tiene mucho potencial que hay que apoyar, pero no solo en los meses de verano, sino también en primavera y en otoño», destaca.

Si algo tiene la comarca oriental asturiana es la variedad a la hora de hacer planes. Playa y montaña al alcance de todos y un sinfín de actividades para hacer en familia, con amigos o incluso solo. Las empresas de turismo activo trabajan a destajo durante la temporada estival ofreciendo remedios contra el aburrimiento. Lo que destacan los empresarios de este sector, es que lo que más triunfa son los clásicos como el descenso del sella en canoa. Si junio y julio fueron buenos, «el mes más fuerte es agosto, pero digamos que la temporada de actividades dura hasta el puente del Pilar, aunque evidentemente hay menos gente por estas fechas», indica Ricardo Soto, desde la Escuela Asturiana de Piragüismo, asentada en el entorno de Arriondas.

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