El nivel cuatro de la cavidad «podría ser un cazadero»

La mayoría de las piezas halladas en la cueva oniense de Sopeña son pequeños restos óseos de animales tales como corzos, cabras, gamos, roedores o anfibios. Capturan todo lo que mida más de dos centímetros y a partir de ahí realizan la correspondiente criba. Los que valen, se guardan para ser objeto de análisis. «No podemos afirmar que lo cazó el hombre, por eso hay que estudiarlo», sostiene la investigadora. No obstante Ana Cristina Pinto cree que el nivel número cuatro, «el más frío de la cavidad, podría ser un cazadero». También emplean el método de la flotación, que tiene por objetivo la separación de especies minerales mediante la adhesión selectiva de partículas minerales a burbujas de aire.

Además de los restos óseos otros materiales encontrados, como el cuarzo, permiten saber algo más de sus costumbres, como el cuarzo, «que tiene un comportamiento simbólico, religioso».