El Buxu se prepara para su centenario
Mario Menéndez prepara un libro sobre este yacimiento y espera que se organicen exposiciones y charlas en Cangas para conmemorar la efeméride
TERRY BASTERRA
Domingo, 18 de octubre 2015, 00:43
En 2016 se cumplirán 100 años del descubrimiento de la cueva de El Buxu y los investigadores que realizaron los estudios de la cavidad canguesa durante la década de los 80 quieren conmemorar esa efeméride. Así lo avanza Mario Menéndez, profesor titular del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED, quien explica que la intención es publicar un libro en el que se recojan tanto las muestras artísticas que los hombres prehistóricos dejaron en las paredes de la cueva como las investigaciones llevadas a cabo durante el siglo XX y XXI. Para celebrar este centenario Menéndez también confía en que se programen una serie de charlas y exposiciones en Cangas de Onís y la comarca oriental vinculadas a El Buxu.
«Es una cueva importante, más para el investigador que para el visitante», recalca Menéndez. Y es que, la cavidad canguesa alberga muestras artísticas de una horquilla temporal amplia que va desde el inicio del arte prehistórico hasta el periodo magdaleniense. Pero es que además, sus pinturas y grabados se pueden poner en contexto con los hallados en otras cavidades de la cuenca del Sella, como es el caso de las existentes en Tito Bustillo en el Camarín de las Vulvas.
El Buxu y Tito Bustillo compartieron pobladores. Así lo han confirmado los estudios químicos realizados con las muestras de la pigmentación utilizada en las pinturas de ambas cavidades y tomadas mediante técnicas avanzadas en marzo de 2010. Aquellos hombres primitivos se movían por los yacimientos de la cuenca del Sella en función de la época del año buscando alimento y acopio de leña. Se desplazaban desde la costa durante los meses cálidos para cazar y ahumar sus piezas.
Aquellas muestras de pigmento se recogieron de las pinturas más antiguas de ambos yacimientos, realizadas hace 30.000 años por el hombre auriñaciense. En las dos cuevas habitaron aquellos pobladores, al menos durante una época del año. De ello dieron fe las investigaciones, descartando la idea inicial de que El Buxu tan sólo era utilizada para desarrollar su arte. Y es que en su entrada se hallaron restos de aquella ocupación.
La cueva de El Buxu fue descubierta en 1916 por Cesáreo Cardín, empleado del Conde de la Vega del Sella, que realizó los primeros estudios de esta cavidad en compañía de Hugo Obermaier. La zona artística se encuentra unos 60 metros tierra adentro y está repartida en tres áreas diferenciadas y las piezas corresponden a épocas diferentes. Las primeras que se encuentra el visitante están en lo que sería el acceso al santuario rupestre. Allí, en lo que se asemeja a la entrada de un pasillo abovedado, hay representados varios ciervos grabados en la piedra caliza de la cueva y pintados en tono negro sus contornos. Esta combinación de técnicas es muy habitual en toda la cueva.
Pensamiento complejo
Al final de la galería, en una zona conocida como el camarín, es donde se encuentran las pinturas más relevantes y complejas de esta cueva en lo que a su vistosidad y técnica con la que están realizadas se refiere. Se aprecian dos grandes ciervos, así como un imponente gamo.
Pero entre la entrada al santuario y el camarín hay una tercera zona con arte rupestre que aloja las figuras más antiguas de todas las realizadas en El Buxu y que también son las más enigmáticas: grabados con formas cuadrangulares realizados hace 18.000 años a los que se les ha dado distintas interpretaciones. También hay pintado un signo en forma de 'E' en tono rojo con una pintura que se estima que tiene 30.000 años de antigüedad. El significado de estos símbolos lo desconocemos pero aquellos hombres, no tan diferentes de nosotros, ya habían desarrollado el pensamiento complejo.
Pero en su interior los investigadores no sólo hallaron pinturas y restos de animales o de utensilios, también otras piezas artísticas como la escultura de un pájaro tallada en el colmillo de un oso de las cavernas -extinguido hace 10.000 años- y que es la escultura de bulto redondo más antigua de las encontradas hasta el momento en la Península Ibérica, una pieza que puede ser vista en el Museo Arqueológico de Asturias.