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Aurora González y su marido preparan una tanda de quesos de los Beyos en su quesería amievense.
Los Beyos da su paso más firme

Los Beyos da su paso más firme

La falta de unión entre los propios elaboradores o la diferencia que marcará el control directo del ministerio son los puntos de debate

Andrea Inguanzo

Viernes, 27 de noviembre 2015, 00:25

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Los queseros de los Beyos empiezan a ver la luz al final de un larguísimo túnel. Esta misma semana se presentaba de manera oficial una Indicación Geográfica Protegida (IGP) que llevan esperando años. Ahora que unos meses les separan de comenzar a comercializar sus piezas con una nueva etiqueta que indique su certificado de calidad, surgen las dudas sobre cómo podrá el futuro mejorar su situación.

Aunque llegaron a ser más de seis, hoy en día solo tres queserías producen queso de los Beyos. Es un trabajo arduo y, de hecho, se ve como en otras variedades también ocurre que cada vez hay menos elaboradores, aunque entren en juego otros aspectos como la presencia de depredadores en los montes que atentan contra el ganado. Pero ser quesero es difícil, laborioso y requiere de mucha dedicación, aunque según valora Carlos Calleja, de la quesería Pregondón, «cualquier trabajo requiere esfuerzo y el nuestro no podía ser menos. Quien algo quiere algo le cuesta».

Él y su mujer se dedican a la producción de esta variedad y, entre otras cosas, ambos lamenta que «tenemos poca unión». Sobre la posibilidad de asumir los procesos de análisis que les llevarán al etiquetado, Calleja señala que «los costes, para nosotros, son prohibitivos». «Una empresa externa nos llegó a presupuestar el servicio en 15.000 euros, una cifra a la que no podemos llegar ni de lejos. Habría que tener un veterinario y muchos otros gastos, por eso necesitamos que sea el Ministerio de Agricultura quien nos supervise».

Aurora González, propietaria de la quesería La Collada, sabe que necesitan apoyos, para abrir mercado. «Ampliar las exportaciones de nuestro queso sería un futuro por el que todos apostaríamos, pero eso conlleva unos costes enormes y, por eso, necesitamos del apoyo de todas las administraciones». No será fácil el camino, pero la quesera confía en que «lo peor ha pasado ya». «Nosotros somos tres, mi marido y yo y, desde hace tres años, nos ayuda un chico madrileño que se afincó hace un tiempo en Amieva», explica. No descarta la idea de que se sumen nuevas personas, «si incrementásemos la producción». «Confiamos en que la puesta en funcionamiento de la IGP sea el empujón que necesitábamos», defiende González.

En su caso, calcula que la producción es de 150.000 litros de leche al año y el volumen total de piezas depende de la calidad de la misma. «En invierno la leche es mejor, en primavera tiene más suero», explica. Sobre la posibilidad de que nuevos productores se sumen a la elaboración de los Beyos, esta profesional tiene claro que «no va a ser fácil». «Solo se puede producir en Amieva, Ponga y Oseja. La IGP es muy específica, y en estos concejos la cosa está muy parada. No quiero adelantarme, porque ojalá alguien se acabe animando».

El precio de mercado es otra de las principales batallas de este producto. «El queso de los Beyos, actualmente, no es negocio. Los que estamos sobreviviendo es porque hacemos también otras variedades o lo han dejado», valoran los elaboradores. La producción, por tanto, es «la que nos admite el mercado», apuntan desde la quesería Picu'l Sella, un negocio también familiar. Bajo el nuevo etiquetado esperan que salgan «mejores piezas», pues el hecho de que sea el ministerio quien supervise el proceso «nos va a suponer más controles que cualquier otra variedad, pero es algo positivo».

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