Amenaza de ruina en Piloña

El derrumbe parcial de un viejo edificio situado en la calle La Pedrera de Infiesto ha vuelto a poner en el foco informativo el mal estado que presentan algunos inmuebles en la localidades del Oriente. En el caso del concejo piloñés, son varios los edificios con una situación estructural comprometida y, lógicamente, los comentarios de intranquilidad de los vecinos inciden en la seguridad colectiva, que puede llegar a estar amenazada por alguno de estos edificios.

En el caso de este último suceso, se trata de un edificio que ya cuenta con la pertinente declaración de ruina. En la parte superior ya disponía de una estructura de protección con una malla para impedir la caída de restos. Sin embargo, el volumen del material que se precipitó al vacío hizo que esta red no resultase suficiente. Los resultados se tradujeron en una importante cantidad de cascotes sobre la calle y daños en dos vehículos. Afortunadamente, nadie pasaba por debajo en aquellos momentos. Los daños personales hubiesen sido, sin duda, muy graves o incluso mortales.

Tras la intervención municipal, se retiraron los elementos de la construcción situados en la parte superior del inmueble, que se encontraban en riesgo de caída. De esta forma se procedió a abrir de nuevo la calle al tráfico, aunque con la instalación de unas vallas para impedir que los peatones pasen por debajo de la fachada.

El Ayuntamiento ha elaborado un nuevo informe y ha notificado lo ocurrido al propietario, con la necesidad de proceder a intervenir en el edificio para asegurar que no vuelvan a ocurrir hechos similares.

Sin embargo, en este caso hay un problema añadido: el edificio cuenta con cierto nivel de protección por sus características arquitectónicas. Esto quiere decir que cualquier intervención deberá contar con el oportuno permiso de la Consejería de Cultura.

En estos casos, si el edificio se destina a la construcción de un nuevo bloque de viviendas, la Consejería puede determinar que se mantenga la fachada original. Aunque en casos graves también puede dar su autorización para proceder a una demolición total.

El alcalde de Piloña, Iván Allende, reconoce que este tipo de edificios puede resultar muy problemático para un Consistorio. «Hay muchas ocasiones en las que los vecinos piden que el Ayuntamiento intervenga más rápido, pero hay que respetar unos plazos y enviar las oportunas notificaciones y requerimientos a los propietarios», explica. En casos muy graves el Ayuntamiento debe intervenir y proceder a la demolición del inmueble, cargando los gastos al propietario. Pero siempre existe el riesgo de que posteriormente no se pueda cobrar una cantidad que puede alcanzar miles, o incluso decenas de miles de euros, en el caso de edificios de gran tamaño. Existe, por tanto, el riesgo de que la factura final recaiga, una vez más, sobre los bolsillos de todos los vecinos.

Otro de los casos más graves que actualmente se pueden contemplar en el concejo de Piloña es el del edificio del Casino de Villamayor. Este es un vetusto inmueble situado en el margen de la carretera Nacional 634. Su aspecto exterior no deja lugar a dudas sobre la situación de su estructura. Ya hace tiempo que la zona ha sido protegida con vallas, para evitar accidentes.

El edificio también cuenta con valor patrimonial, debido a que se encuentra dentro del ámbito de protección del Ábside románico de la localidad. Por esa razón se ha precisado de la autorización de la Consejería de Cultura para proceder a su próxima demolición, según confirma el primer edil.

Causas muy diferentes

Otros inmuebles que tienen comprometido su futuro son el viejo almacén que se encuentra en El Horrín, junto a la rotonda de entrada en Infiesto, o el de la antigua fábrica del queso, junto al cruce de Cardes. Otro caso distinto es el del edificio del restaurante La Pérgola, en Sevares, que adquirió su estado de ruina declarada debido al pavoroso incendio que lo consumió el pasado mes de diciembre.

Pero hay otras opciones. Según confirman desde el Consistorio, en casos menos graves también se puede optar por hacer un requerimiento a los propietarios, para que intervengan en determinados inmuebles con la orden de proceder a una reparación. Es lo que ocurrió, por ejemplo, en el edificio de la Sindical, de titularidad autonómica, y que recientemente fue sometido a obras de recuperación en su tejado.