Uno de los espeleólogos desciende hacia las entrañas de la tierra en Cabrales.

El descenso a la sima más profunda de España

Un grupo de espeleólogos alcanza los 900 metros de profundidad en la Torca del Cerro del Cuevón, en Cabrales

TERRY BASTERRA

Jueves, 1 de septiembre 2016, 00:40

El concejo de Cabrales es escenario estos días de dos importantes gestas deportivas. Mientras que los hermanos Pou están preparando su asalto al Urriellu por la vía denominada 'Marejada Fuerza 6' sin más ayuda que sus brazos y piernas, en las profundidades de los Picos de Europa también está teniendo lugar otro reto de enorme dificultad.

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Se trata del descenso a la Torca del Cerro del Cuevón, la sima más profunda de España y a cuyo final a 1.600 metros negativos tan solo ha llegado una expedición franco-española en 1998. Aquel grupo, en el que había espeleólogos de la Comunidad Valenciana, batió con aquel descenso el récord nacional de profundidad.

Ahora un equipo formado por expertos llegados de diferentes puntos del país tratan de emular aquel logro. Son 35 personas que están bajando en grupos de entre 3 y 5 personas. Realizan lo que denominan 'ataques' rápidos a esta sima para ir ganando profundidad. Pero la rapidez es relativa en la Torca del Cerro del Cuevón, una de las cavidades que mayor dificultad entraña del mundo en lo que a la espeleología se refiere. Los expertos indican que conquistar esta sima es equiparable a hacer cima «en un 'ochomil' de los difíciles». Prueba de ello es que este equipo integrado en el proyecto '17 Picos 17 Simas' ya intentó sin éxito el pasado año alcanzar los 1.600 metros de profundidad.

Solo acceder a la sima ya entraña un esfuerzo por que única entrada está a más de 2.000 metros de altura en las inmediaciones del refugio de Jou de los Cabrones. Este verano los espeleólogos han regresado con más tiempo y desde junio diferentes grupos se relevan para ir ganando poco a poco metros a la gruta. Esta semana se ha llevado a cabo el quinto 'ataque' de la actual campaña y los resultados han sido más que satisfactorios. El grupo ha conseguido llegar casi hasta los menos 900 metros.

Y lo que es más importante, han conseguido atravesar una de las zonas más complicadas de la Torca del Cerro del Cuevón. Y es que entre los 500 y los 700 metros negativos los meandros por los que han tenido que pasar los espeleólogos son tremendamente estrechos y complicados. La premisa que sigue este equipo, que tiene al bombero toledano Carlos Flores como uno de sus responsables, es que prime en todo momento la seguridad. «Hay puntos por los que no pasa una camilla», señala, por lo que cualquier accidente en este lugar tendría un rescate más que difícil. A esto hay que sumar la complicación que ya entraña una cueva en la que en 2005 murió un espeleólogo húngaro. Tan angosto es el paso en algunos puntos que la expedición se ha encontrado «meandros que la expedición de 1998 abrió con explosivos y aún así siguen siendo muy estrechos».

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«Más de veinte petates»

En esta sima no solo hay tramos de descenso vertical. Hay zonas en las que hay que reptar y en otras incluso trepar durante unos metros para volver a ganar después profundidad. De ahí que a estos aventureros les haya costado tanto esfuerzo alcanzar los 900 metros negativos. A ello hay que sumar que han tenido que arrastrar «más de 20 petates» en los que llevaban material para realizar el descenso, como cuerdas y otros elementos, y también el que han usado para montar el 'vivac'.

Al menos el terreno que les queda por delante es más espacioso al haberse abierto la cavidad después de ese tramo.

El siguiente 'ataque' de esta expedición está previsto a principios de septiembre, cuando se quiere llegar a menos 1.300 metros. Después, si todo marcha según lo previsto, debería venir el definitivo en la segunda mitad de septiembrey el que les lleve hasta el final de la sima a 1.600 metros de profundidad. Pero es posible que la aventura no acabe ahí. Existe en la parte baja de la gruta una cascada y detrás de ella es todo terreno sin explorar por la expedición franco-española. Existe una corriente de aire por la que se quieren adentrar, ya que los sensores detectan que la profundidad de la Torca del Cerro es mayor de lo que se pensaba y llega hasta los 1.800 metros de profundidad. Lo que desconocen es si por ese conducto por el que corre el viento puede entrar una persona o es demasiado angosto.

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Para resolver esa duda los espeleólogos ya planean regresar a la sima cabraliega en el verano de 2017, después de tener totalmente equipada la bajada. No hay que olvidar que este proyecto también tiene una vertiente científica. Y es que estos deportistas colocaron ya el pasado año -y lo han seguido haciendo este-, una serie de sensores que miden datos sobre el aire, los gases y las temperaturas para que el Instituto Geológico Minero de España (IGME) los compare con los obtenidos en otras cavidades del país, algunas de ellas con actividad sísmica, caso de las existentes en Lorca.

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