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Nuria Méndez, voluntaria de Llanes con los Refugiados.
«Muchos refugiados prefieren volver y morir en Siria, su país,  que donde no les quieren»

«Muchos refugiados prefieren volver y morir en Siria, su país, que donde no les quieren»

«Es algo que ha pasado de moda. La gente debe acordarse de por qué están allí»

TERRY BASTERRA

Domingo, 19 de febrero 2017, 01:13

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Nuria Méndez es la voluntaria de la organización Llanes con los Refugiados que se está desplazando al campo de refugiados de Filippiada, en la Grecia continental, para encargarse de que los envíos que realiza este colectivo lleguen a las personas que realmente lo necesitan y para atender sobre el terreno otras carencias de las personas sirias que allí se encuentran.

¿Ha estado recientemente en los campos de refugiados?

Estuve ya el verano pasado y también del 1 al 17 de diciembre y en enero.

¿Ha notado cambios?

De como estaba en verano a ahora la situación ha cambiado, pero no lo ha hecho a mejor.

¿Cómo se encuentran los refugiados?

De salud están bien, pero de ánimo les vi mejor en verano. Muchos de ellos van a pasar su segundo invierno en el campo. Tienen fijada una entrevista de reubicación y cuando al final la hacen los llevan a otros campos. Cuando acaban las entrevistas el último destino en Grecia es Atenas. De ahí ya van a su país de acogida. El proceso puede durar más de dos años.

¿Dónde están alojados los refugiados?

En campos como el de Filippiada ahora los están llevando a hoteles, por llamarlos de alguna manera, que están en un estado muy precario, casi ruinoso, algunos de ellos hasta con ventanas rotas. No nos dejan entrar a los voluntarios en ellos. A las familias las llevan a casas, pero las separan. Dejan a los padres con sus hijos, pero apartan a los abuelos y los tíos. Los tienen desperdigados.

Con las dificultades que se encuentran voluntarios como usted, ¿cómo se las ingenian para poder ayudarles?

En mi caso entraba en los campos por la parte de atrás. Una parte de mi labor es hacerles compañía, hablar con ellos, tomar un café, jugar con los niños... Es algo que los refugiados nos dicen que echan en falta. Las ONGs grandes cubren sus necesidades básicas, pero ellos nos dicen que necesitan hablar.

¿Qué otras carencias tienen?

Uno de los aspectos que no tienen es asistencia psicológica, cuando son personas que huyen de una guerra. También hay médicos, pero en muchos casos no se entienden con los refugiados porque no hay intérpretes. El de la comunicación es otro problema. En muchos campos los niños tampoco reciben educación.

¿Se está produciendo acogida de los refugiados sirios por parte de los países europeos?

Alemania es el país que más personas está recibiendo. En España está todo muy parado y otros países que están en la lista de estados receptores, como Bélgica, directamente no aceptan a nadie. Lo cierto es que está todo muy parado y hay muchos refugiados que cansados al final deciden irse con las mafias a Europa o se vuelven con ellas a Siria. Dicen que prefieren morir en su país que en un lugar donde no se les quiere. Están sin esperanza. Te encuentras con niños de 5 años que te dicen que quieren volver a Siria.

'No pases página'

¿Se preocupa la sociedad por la situación de estas personas?

Los refugiados es algo que ha pasado de moda. La gente debe de acordarse que están allí y por qué están allí. Es importante que se sepa lo que pasa. El lema de Llanes con los Refugiados es 'No pases página'.

¿Se ha frenado la llegada de refugiados sirios?

No, siguen llegando. Pagan cerca de 5.000 euros por un pasaje con las mafias para salir de Siria.

¿A los voluntarios les facilitan el trabajo?

Muchos campos están militarizados. Tienen una serie de normas y si no eres miembro de una ONG grande o reconocida no te dejan pasar. Es lo que nos sucede a miembros de organizaciones pequeñas como la nuestra. Cada vez es más difícil ayudar, sobre todo a las agrupaciones pequeñas.

¿Cómo les condiciona esas circunstancias para desarrollar la labor que han ido a realizar?

Nosotros somos pequeños y vemos que no podemos hacer todo lo que nos gustaría. Por eso también intentamos tener un trato más cercano con los refugiados que las ONGs grandes. Hablamos con ellos, les preguntamos qué necesitan y tratamos de conseguírselo. Las organizaciones grandes se olvidan de cosas como el trato humano, los tratan como si fuesen números.

¿En qué notan esas limitaciones?

Por ejemplo las actividades que hacíamos en el verano con los niños ahora ya no nos las dejan hacer. Nos prohíben relacionarnos con la gente porque dicen que les podemos causar un trauma cuando los refugiados ya huyen de una situación traumática. Si vas a ayudar todo son trabas.

¿Tienen ustedes algún tipo de ayuda para costear su labor?

Nosotros nos pagamos todos nuestros gastos, el desplazamiento y también el alojamiento.

¿Cómo se puede ayudar a estas personas desde Asturias?

Lo primero es salir a la calle cada vez que hay un acto de protesta. En Llanes con los Refugiados tenemos también un número de cuenta bancaria que es directamente un dinero que se destina para ellos. Además hacemos recogidas específicas y se las enviamos directamente al lugar donde sabemos que se necesita y que va a llegar. Con el dinero lo que hacemos es cuando estamos allí les compramos cosas que vemos que necesitan, como medicinas, sartenes...

¿Hay mucha presencia de voluntarios en los campos de refugiados?

Durante la temporada de verano va mucha gente a ayudar, pero sin duda los más numerosos somos los españoles. A los refugiados les encanta nuestra manera de ser.

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