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Luis Sanz Hipólito, propietario de El Molino de Tresgrandas.
Novela negra, el secreto para disparar las reservas

Novela negra, el secreto para disparar las reservas

El propietario de El Molino de Tresgrandas, Luis Sanz, reconocido por su particular forma de promocionar su hotel, en el concejo de Llanes

GUILLERMO FERNÁNDEZ

Lunes, 27 de febrero 2017, 01:38

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A tenor del libro publicado recientemente por el abulense David Sánchez Saez, consultor, investigador y formador en áreas sociales, económicas y empresariales con catorce años de experiencia, Luis Sanz Hipólito, propietario del hotel El Molino de Tresgrandas, ubicado en la localidad llanisca del mismo nombre, es uno de los diez mejores emprendedores de España. El volumen, titulado 'El libro de ruta del emprendedor', tiene como objetivo dar a conocer los entresijos, positivos y negativos, del emprendimiento y enfrentarse a ellos con determinación y responsabilidad. Con la autoridad que le confiere esa referencia, Sanz se permite ofrecer consejos a los futuros emprendedores: «Constancia, fe en lo que se hace, ilusión, dinero disponible y un factor no imprescindible como es la suerte, porque la suerte se busca y ella tiene que encontrarte».

En el año 1992, con la intención de abandonar Madrid, Luis Sanz, trabajador en la hostelería desde los 18 años, y su esposa, Carmen García, encontraban en Llanes lo que buscaban: una finca de 30.000 metros cuadrados en la que había una casa derruida, un viejo molino y sin acceso rodado. Tres años más tarde iniciaban las obras y en junio de 1997 abrían un hotel con once habitaciones, recepción, dos salas de estar y lagar. Solicitaron créditos bancarios y subvenciones y no faltaron los problemas burocráticos, «la mayor parte relacionados con los cambios políticos en Asturias, al pasar el Gobierno regional del PSOE al PP».

La palabra Llanes servía como efecto llamada, pero se encontraban a 22 kilómetros de la capital del concejo. Por tanto, «había que diferenciarse, no ofrecer la imagen de un hotel más». Así, comenzaron a ofrecer a sus clientes actividades relacionadas con la elaboración de sidra y quesos, la matanza del cerdo y la plantación de fabes. En la búsqueda de algo diferente, que no tuviera nada que ver con las tradiciones locales, surgió el fin de semana detectivesco, la joya de la corona. El evento policíaco se inspiró en las novelas de Agatha Christie, «aunque modificando el guión para sacar a los huéspedes del hotel con el fin de que vivieran una experiencia distinta con la resolución de cada caso en el exterior». De esta forma se conseguía un cuádruple objetivo. «Que los clientes conociesen el concejo, interactuasen con los vecinos, visitaran otros negocios y se relacionaran con el resto de las personas hospedadas en el hotel», explica. A día de hoy, para participar en esta actividad hay «una lista de espera de ocho meses», confirma Sanz.

El trabajo desarrollado por el hostelero llanisco apenas tiene eco en Llanes y en Asturias, pero su presencia es solicitada con frecuencia por municipalidades y cámaras de comercio de México y Colombia con el fin de impartir cursos y conferencias y dirigir talleres. Casi cada año acude a los departamentos colombianos de Bucaramanga y Quindío y a los estados mexicanos de Tlaxcala y Morelos. Allí sí reconocen su labor y también ofrece consejos en Gerona, Burgos, Vizcaya, Álava, Madrid y Cantabria. En algunas escuelas de turismo nacionales la propuesta empresarial de El Molino de Tresgrandas forma parte de alguna asignatura.

Ante quienes le escuchan y le quieren entender, en la tarjeta de presentación de Sanz Hipólito podría haber una frase lapidaria: «Debajo de cada piedra hay una idea y lo que hace falta es levantar la piedra». Apuesta por «la innovación como valor único en época de crisis» y sostiene que ésta pasa por «la creatividad y el producto único». Cada empresario tendría que potenciar ese producto único para diferenciarse del resto mediante propuestas originales que generen interés y que no se ofrezcan en ningún otro lugar. Pero «eso es algo que tiene que buscar cada cual y no se trata ahora de pronunciarse sobre algo concreto, sino de ofrecer las pautas, más allá de lo tradicional», matiza.

Carmen García falleció, aunque permanece en el camino, y la nueva pareja de Luis Sanz, Victoria Blanco, lenense de nacimiento y conocedora de los entresijos de la hostelería por vía familiar, es la persona «que me acompaña en la experiencia y atiende a los clientes con el tradicional espíritu de El Molino», concluye el hotelero.

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