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En busca de un acuerdo que permita la convivencia entre pescadores y recolectores

El Principado y la Federación de Cofradías deben decidir sin dan luz verde a la propuesta para que participen solo unos pocos barcos de la zona

T. BASTERRA

Domingo, 14 de mayo 2017, 00:42

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El cambio de normativa que va a aplicar esta temporada el Principado de Asturias, permitiendo la recogida de ocle con apoyo de embarcaciones en las costas de Llanes y Ribadedeva, ha generado una importante inquietud entre las 89 familias del concejo llanisco que se dedican a esta actividad. Durante los últimos 30 años esta alga rojiza se ha recogido cuando llegaba a las playas, después de que fuese arrancada por la acción del mar del lecho marino.

El Gelidium, nombre técnico de esta alga denominada también 'oro rojo' es muy apreciada para elaborar, desde productos alimenticios hasta material para laboratorios, y las empresas especializadas en su transformación compran todo lo que pueden.

El cambio de normativa va a permitir que los pesqueros participen también en esta actividad, algo que ha generado incertidumbre entre los que se dedican a recoger de las playas esta alga. Por ello desde hace varias jornadas se mantienen distintas reuniones para encontrar un acuerdo que permita la convivencia entre las dos partes. Una de las más importantes tuvo lugar el jueves en la Dirección General de Pesca, con presencia del alcalde llanisco y de representantes de los recolectores y los pescadores. Allí se acordó una serie de medidas que deben ser estudiadas por la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias y por el Principado, pero que, en principio, satisfacen a las dos partes implicadas.

Marcos Peñil, representante de los pescadores, considera que la propuesta acordada esta semana «tiene cosas buenas para las dos partes» y confía en que salga adelante. «Sería crear algo similar a un plan experimental en la zona durante 2 ó 3 años para ver cómo afecta la recogida de ocle con apoyo de embarcaciones a los de arribazón. Participarían solo barcos locales, unos 6 u 8, con entre 2 y 3 buzos cada uno», explica. «No arrancaríamos todo el alga. Dejaríamos la raíz para que siga creciendo. Esto es algo bueno porque haría mata. Además solo trabajaríamos los campos de ocle poco profundos, en los que no haya que bajar más de 10 metros», prosigue Peñil, quien añade que la medida también es buena para los caladeros de la zona, ya que mientras esos pesqueros están dedicados a la recogida de ocle no saldrán a faenar.

Fernando Abad, de Ocleros del Oriente, se muestra «a favor de llegar a un entendimiento entre las partes para que nadie salga perjudicado». Comprende también que los pescadores quieran dedicar parte de su tiempo a esta actividad, pero defiende que la gente que recoge algas de arribazón no salga dañada. «A día de hoy hay mucha gente que vivimos de ello. Ha pasado de ser una ayuda ha ser la fuente principal de ingresos de muchas familias y se trabaja la recogida de ocle de forma profesional», indica. Prueba de ello es la maquinaria que utilizan para hacerse con estas algas de las orillas y que les ha supuesto una fuerte inversión a muchos de ellos.

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