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Daniel Samalea, durante la etapa ciclista del Ultraman.
«En Ultraman, completar la prueba ya supone todo un triunfo»

«En Ultraman, completar la prueba ya supone todo un triunfo»

«La etapa de 275 kilómetros en bicicleta fue lo que me supuso mayor esfuerzo, nunca hice nada tan duro», explica el deportista

ENRIQUE CARBALLEIRA

Sábado, 3 de junio 2017, 00:20

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El triatleta piloñés Daniel Samalea acaba de completar uno de los mayores logros deportivos asturianos, obteniendo una séptima plaza en una de las pruebas de Ultraman más duras del mundo, disputada la semana pasada en Motril (Granada). De los 50 participantes en el inicio, menos de la mitad lograron finalizar la competición, que sumó durísimas etapas ciclistas, diez kilómetros a nado en el mar y 84 kilómetros de carrera, completando una doble maratón.

¿Cómo se animó a participar en un reto tan complicado?

Era la primera vez que competía en distancia Ultraman. Sí había participado en cuatro pruebas de distancia Ironman. El Ultraman suponía un gran reto, así que este año me dije que tenía que ser, y allí me fui.

¿Se esperaba un resultado tan positivo?

En una prueba tan larga, lo primero que te propones es terminar. Eso ya supone un triunfo. Luego, teniendo en cuenta que solo había 50 plazas, ya me planteé quedar entre los veinte primeros. Lo cierto es que quedar entre los diez primeros no me lo esperaba. La verdad es que sí me preparé mucho, entrené duro, muchas horas. Así que me iba encontrando bien según competía.

La prueba de natación de diez kilómetros en el mar supuso algunas dificultades...

Sí, la mar no estaba en buenas condiciones, había mucho oleaje y el agua, para ser el mediterráneo, estaba muy fría. Además, con las olas se iban moviendo las boyas, con lo que hubo gente que llegó a nadar más de 12 kilómetros debido a este desplazamiento.

¿Qué supuso un mayor esfuerzo?

La etapa de 275 kilómetros en bicicleta. Creo que nunca hice nada tan duro. Aquí en Asturias tenemos etapas ciclistas como Los Lagos o La Cobertoria, pero tengo que decir que no son nada comparado con esta etapa, en la que encontramos puertos de 35 kilómetros. Tuvimos que subir a Trevélez, el pueblo más alto de España con 1300 metros de altitud. Y todo con temperaturas de hasta 34 grados; fue durísimo.

¿Se sintió agotado?

Sin duda. Es que hay que tener en cuenta que vas compitiendo en fatiga. Son tres etapas muy duras y no te da tiempo a descansar y recuperar. Comenzábamos muy temprano por la mañana y durante la noche no llegas a descansar bien. Entras agotado en la cama y así es muy difícil conciliar el sueño. Apenas dormía tres o cuatro horas.

¿Qué papel jugó su equipo de apoyo?

Me ayudaron mucho. Me acompañaron Carlos Peña y Jorge Pablo Ruíz de Oña y tengo que decir que hicieron un extraordinario papel. Como equipo éramos la envidia de todos los participantes. Lo llevaban todo preparado y organizado, con el tema nutricional, con los sólidos y líquidos necesarios. También con la orientación, siempre cerca en la furgoneta, pendientes de lo que yo podía necesitar. Fue impresionante, un 60% de la prueba fueron ellos.

¿El Triatlón supone un gran sacrificio?

Sí. Yo entreno seis días a la semana. Me organizo para compaginar el trabajo con los entrenamientos, dependiendo de si hago bicicleta, pie o natación. Por supuesto también supone un problema para conciliar la vida familiar. Son un montón de horas y la familia sufre. Es muy importante contar con su comprensión y, en mi caso, tengo su apoyo. Es una suerte.

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