Los empresarios de Covadonga temen que el funicular sea un «globo sonda»

«Lo aplaudimos siempre que sea una realidad, queremos hechos. Cada vez que hay elecciones salen muchos globos sonda», apunta el presidente de la Asociación de Empresarios de los Picos de Europa (Incatur), José Antonio Sánchez. A pesar de que detecta que «Covadonga está saturada en temporada alta», considera que el funicular no debe «tapar» el proyecto del tren cremallera a los Lagos, una de las alternativas que estudiará otro informe encargado por el Principado. «Los Lagos están en decadencia y necesitan una actuación urgente en varios aspectos», afirma.

De materializarse estas infraestructuras, la petición de Incatur es que se creen puestos de trabajo «en la comarca» y que «las empresas de la zona puedan entrar». La financiación del funicular que conectaría la finca de Les Llanes con la Escolanía partiría prioritariamente de una inversión privada, si bien el consejero Fernando Lastra no cerró la puerta a una colaboración público-privada. Desde el sector del taxi, el recuperado proyecto se ve como «una buena idea» en la que estarían «dispuestos a participar», indica el presidente de Taxitur, Iván Pérez. Solicita, además, que el aparcamiento de Les Llanes cuente con una zona de «carga y descarga» que les permita prestar un servicio de lanzadera.

Por su parte, los hosteleros del entorno del Santuario manifiestan opiniones divididas. Algunos, como Julio González, del restaurante El Repelao, defienden que «independientemente del negocio es una buena idea», pues da salida a una finca «que se compró y está ahí parada, con la casa en ruinas». El conjunto fue adquirido por el Gobierno autonómico hace doce años por tres millones de euros. El temor, no obstante, pasa por los precios que pudieran tener los billetes del remonte. «No puede ser como en el funicular de Bulnes, que cobran veinte euros por ir siete minutos por dentro de un túnel sin ver nada», dice González.

Las tarifas también son una de las cuestiones que Juan de la Fuente, de La Reconquista, propone «cuidar». El joven hostelero recuerda que Covadonga aún dispone de recursos para «explotar» y destaca que con un incremento de las plazas de aparcamiento «vendría más gente».

No lo tiene claro Vicente Cosío, propietario del restaurante El Peregrino, quien considera que el funicular a Covadonga «es un gasto fuera de lo normal». Su propuesta pasa por habilitar un «servicio continuado de buses entre el aparcamiento de Muñigo y la explanada de la Basílica». El remonte mecánico, aventura, «supone muchos millones para estar parado en temporada baja». Sí valora la adecuación de plazas de estacionamiento en la finca, pues «el gran problema de Covadonga son los aparcamientos, cuantos más haya y más cerca de la Cueva, mejor», zanja.

Entre los turistas que ayer se acercaron al Real Sitio, la posibilidad de contar un funicular hasta el mismo Santuario era recibida con agrado. Especialmente entre aquellos que sufrieron en sus propias carnes el problema del aparcamiento. Fue el caso de los malagueños Juan Manuel Redondo e Isabel Serrano, quienes después de «dar varias vueltas y no encontrar sitio» optaron por dejar su vehículo en los estacionamientos de la carretera AS-262, para continuar después a pie la subida hacia la Basílica. «Hay bastante cuesta, si hubiera un funicular lo hubiéramos cogido», afirmaron.

Ese momento en el que los visitantes adquieran sus billetes y asciendan los 272 metros de recorrido hasta la Escolanía a bordo del funicular de ladera aún debe esperar al estudio del Principado y a un posterior interés por parte de la inversión privada. De por medio quedan también los cálculos empresariales sobre la viabilidad de rentabilizar una inversión estimada en 12 millones de euros.