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Una avispa asiática se posa en un tarro-trampa. FOTOS: NEL ACEBAL
Trampas contra la asesina asiática

Trampas contra la asesina asiática

Los apicultores luchan contra la vespa velutina a base de alcohol, miel y zumo | «Lo principal es estar coordinados para orquestar un ataque masivo en primavera. Si matas a la 'jefa', acabas con todo el avispero»

LAURA CASTRO

LLANES / ALLES.

Domingo, 17 de septiembre 2017, 04:47

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Pueden parecer remedios caseros, pero a veces recurrir a lo más sencillo resulta ser de lo más efectivo. Así lo han comprobado varios apicultores del Oriente que, basándose en la receta del gallego Lolo Andrade, han logrado mantener a raya a las vespas velutinas o avispas asiáticas. Vermú rojo y zumo para la reina en primavera y orujo, agua y miel para las obreras en verano y otoño. «Es una solución útil, pero su mayor contra radica en el alto nivel de coordinación que exige», señala el apicultor Jesús Antonio Noriega, dueño del Aula de la Miel en Alles y miembro de la asociación Promiel.

Él, otros expertos del sector y varios vecinos de las dos Peñamelleras se propusieron esta primavera «orquestar un ataque masivo» y lo lograron. Tenía que ser en los meses previos al verano y en todas las parroquias de los concejos para garantizarse el éxito. Colocaron botellas de refresco de dos litros cortadas por la mitad y con la boquilla hacia adentro para hacer la trampa. En el fondo, el mejunje que atrae a las reinas sedientas de dulce justo hasta el fondo de los cepos.

«En las zonas donde aún no se habían localizado nidos ni se habían visto velutinas, logramos atrapar a 150. Y en las parroquias con más presencia de estas avispas llegamos a acabar con casi 700 reinas», explica Noriega. ¿Por qué el ataque se centra en las 'jefas' de los avisperos? «Porque sin ellas, el resto del nido no sobrevive. Necesitan una que ponga los huevos y mantenga en constante reproducción el avispero. Si matas a la reina, acabas con todas las demás», asevera el apicultor de Alles.

Sin embargo, las trampas no son tan gratificantes como cabría esperar, pues las que usan para los colmenares a lo largo del verano y el principio del otoño requieren de miel. «Es muy frustrante pasarte el año entero cuidando de tus panales para extraer miel y saber que una parte de ella la vas a tener que usar para atrapar a los insectos que acaban con tus colmeneros», comenta Noriega. Con un tarro de su propia cosecha, puede mantener durante tres o cuatro días las trampas, que asegura «siempre están llenas de avispas asiáticas».

A pesar de que la acción coordinada que llevaron a cabo en las Peñamelleras ha surtido un «notable efecto» en los colmenares de estos concejos en comparación con los de Llanes, Noriega advierte que las trampas «no son la panacea» y que hay muchas más de las que logran atrapar. «Todos los años por estas fechas viajamos a Francia para ver cómo están solucionando ellos el problema. Por nuestra experiencia y viendo la invasión que hay en toda la Cornisa Cantábrica debido a nuestro clima, la situación no hará más que empeorar», pronosticó.

«Es un problema de todos»

Los apicultores se muestran preocupados por el desconocimiento social ante el crecimiento indiscriminado de las vespas velutinas en la región. «La gente piensa que es un problema solo de los apicultores, pero se equivocan y no son conscientes de cuánto», explicó Noriega, quien está convencido de que cada vez «aparecerán más y más nidos de avispas asiáticas en las casas y hasta entonces no habrá conciencia de la magnitud de esto». Un ejemplo son los dos nidos localizados al principio del mes de agosto en la fachada y el gallinero de una vivienda situada en Panes, capital del concejo de Peñamellera Baja.

Hace apenas unos días se ha localizado un nuevo nido a la entrada de la localidad llanisca de Purón. En el otro extremo de Asturias el Cepesma tiene localizados más de 120 en apenas siete municipios del Occidente.

El apicultor de Alles propone que sean las administraciones locales las que coordinen los operativos de las trampas a través del jefe de Protección Civil de cada concejo. Desde el Aula de la Miel trabajan cada vez más en la concienciación del público, especialmente colegios, jubilados y turistas.

Según explica Noriega, es importante llevar a cabo una campaña que abarque todos los sectores y direcciones, pues las avispas asiáticas causan tres tipos de daños. «Uno es el económico, que repercute principalmente en los apicultores y en la Administración que cada poco debe enviar a los bomberos a quitar nidos de alguna casa. El segundo es el ecológico porque si siguen así acabarán con las abejas y quedarnos sin el proceso de polinización es un grave problema que afectaría a todos los que poblamos la tierra. El tercero es el daño físico que se reparte de manera aleatoria entre todos y que se traduce en picaduras más dolorosas que las de una veintena de abejas», espetó el apicultor.

Por eso, concluyó, «la solución más práctica sería hacer como en Francia y durante toda la primavera colocar trampas por todas las parroquias». De esta manera, cuando llegue el verano, «los ataques de las velutinas se habrán reducido casi a la mitad y podremos desarrollar la apicultura con cierta normalidad».

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