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Urgente «Cuando llegué abajo y vi las llamas, se me vino el mundo encima»

«El 90% de las prostitutas sufren engaño, coacción, abuso y violencia»

La asociación Equilibra ofrece mañana un recital con la soprano Paula Lueje, a favor del colectivo APRAMP, contra la trata de mujeres y niñas

Aida Collado

Gijón

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Viernes, 20 de abril 2018, 02:03

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La mejor forma de saber qué hace la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP) es conocer a Isabella. Su vida cambió cuando una intervención policial en un club reveló su historia. República Dominicana. 16 años. Engañada. Traicionada. Vendida. Embarazada. Su vida cambió en el mismo momento en el que dos agentes sociales le dijeron que podía recuperar la libertad. Que, si quería, tendría casa, documentación, herramientas para empezar de nuevo. Su vida cambió cuando se dio cuenta de que seguía existiendo. Mañana, muchos asturianos conocerán a través de un vídeo cuándo y cómo cambió la vida de Isabella. Se proyectará en el descanso del concierto solidario organizado por Equilibra, a favor de APRAMP, que tendrá lugar, a las 18 horas, en el Museo Arqueológico de Asturias, en Oviedo. Contará con la voz de la soprano Paula Lueje, quien estará acompañada al piano por Marcos Suárez.

Su objetivo, más que recaudar dinero, es visibilizar un problema que no debe trivializarse: «Nadie se ofrece a ser esclava». Estas mujeres «no se prostituyen, las prostituyen», explica una de las coordinadoras de Equilibra, Charo Gómez. Porque, según mantiene APRAMP, «el engaño y la coacción, el abuso, la violencia y la falta de libertad en la práctica afectan a un 90%» de las personas que ejercen la prostitución y a las que la asociación tiene acceso. En muchos casos, amplía Gómez, «se trata de extranjeras que son engatusadas por un chico, que les promete el oro y el moro, se las lleva a otro país, les quita la documentación y el poco dinero que tuvieran y les hace sentir que no son nada, solo un trozo de carne a la venta».

Su meta es que las personas que sufren explotación sexual y trata de seres humanos «recuperen la libertad y la dignidad, haciendo valer sus derechos y que logren la autonomía necesaria para emprender una vida fuera del control y abuso de sus explotadores». Porque sea cual sea el motivo que las introduce en el mundo de la prostitución lo que tienen claro las organizadoras de la iniciativa es que «no es fácil abandonarlo».

Isabella, por cierto, lo consiguió. Se formó en un taller textil y dejó a un lado la vida que no quería.

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