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Otro ciervo, con una cuerda en un cuerno, visto en La Cota.
Berridos de amor en la sierra de Peñamayor

Berridos de amor en la sierra de Peñamayor

Hasta principios de octubre es posible disfrutar del ritual de cortejo de los venados en Nava, donde existen más de 500 ejemplares

LYDIA IS

Sábado, 20 de septiembre 2014, 00:40

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Son las siete y media de la mañana y en la sierra de Peñamayor aún no ha amanecido. Sin embargo, es época de celo para los venados por lo que el silencio es interrumpido a menudo por la berrea, el característico sonido que emiten los ciervos machos durante su cortejo.

En la Peña del Águila, en el límite con Piloña, se escucha a los primeros. Arsenio Pérez, guarda, y Juan Corte, presidente del coto de caza de Nava, calculan que hay sobre cinco machos y quince o veinte hembras. El sonido se percibe claro y en cuanto llega el alba, se van dejando ver algunos ejemplares, aunque todos ellos a lo lejos. «Por la noche es más fácil escucharlos, pero para quien también quiera verlos mientras berran el mejor momento es el amanecer», explican.

El peculiar 'canto al amor' de los venados ocurre una vez al año y puede prolongarse durante todo el día, aunque las condiciones del tiempo influyen. «El viento del sur y el calor que hace estos días hacen que en cuanto es de día se callen», apunta el guarda. «Por el contrario -añade Corte-, la monta de la hembra es muy breve, similar a la de los toros y las vacas». Tanto, que es casi imposible verla.

Tras el cortejo, el macho más fuerte se lleva al harén de hembras. «Las peleas entre ejemplares son frecuentes, algunas con final trágico, pero también es muy difícil encontrarte con una», apunta Corte, que reconoce que el principal enemigo de estos animales es el lobo.

El período de celo dura entre 20 y 25 días y la última semana de septiembre y la primera de octubre son las más idóneas para disfrutar de este espectáculo de la naturaleza. Por eso, desde la Mancomunidad Comarca de la Sidra, Ayuntamiento de Nava y Agrupación de Cazadores de Nava (Agrudeca) organizan visitas gratuitas del 25 al 27 de septiembre y del 2 al 4 de octubre.

El silencio, imprescindible

La excursión comienza a las cuatro y media de la tarde y tiene una duración aproximada de tres horas y media. «No garantizamos que se escuche la berrea porque no es una ciencia exacta, pero quien venga sí que podrá ver venados», garantiza Corte. «Cuando berran ni ven, ni oyen ni huelen, así que son mucho más accesibles», añade.

Para observarlos, el silencio es imprescindible, así como buscar un buen sitio para localizarlos -las paredes y las cumbres-, llevar ropa y calzado cómodo y unos prismáticos. «Es una experiencia muy interesante con el añadido de que además de la berrea se puede disfrutar del paisaje privilegiado de Peñamayor», apunta Corte.

El presidente del coto de caza calcula que, como mínimo, existen unos 500 venados en el concejo. Sin embargo, no son propios de la sierra, en la que fueron introducidos en 1961. En la actualidad, todos los ejemplares proceden de la misma familia, por lo que Corte se muestra partidario de introducir venados con diferente sangre para regenerar la especie.

La ruta continúa y desde El Caneyu se observan varias hembras en El Cobayu. También en La Llama aparecen un macho, varias hembras y una cría. Y de camino de regreso a Nava, otro macho se deja ver en La Cota. «Es casi imposible venir y no ver ninguno», reitera Corte.

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