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La polémica antena de la calle del Alcalde Parrondo.
Una antena telefónica bajo sospecha

Una antena telefónica bajo sospecha

Vecinos de La Pola hablan de 16 casos de tumores en las viviendas del entorno

JOSÉ CEZÓN

Miércoles, 19 de noviembre 2014, 00:18

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La ampliación de una antena de telefonía situada sobre un tejado de la céntrica calle del Alcalde Parrondo, de Pola de Siero, ha vuelto a reavivar la polémica entre los vecinos de los edificios colindantes. Uno de los afectados, Roberto Paduano, aseguró ayer a este diario que tienen contabilizados en los últimos años hasta dieciséis casos de tumores malignos, algunos de ellos con el resultado de muerte, entre los vecinos de los bloques del entorno, por lo que la preocupación es manifiesta.

La antena tiene ya varios años de antigüedad, pero hace un mes se presentaron varios operarios para instalar en horario nocturno dos nuevos mástiles para dar servicio a la denominada telefonía de cuarta generación, 4G. Al margen de los casos de cáncer detectados, existen otras quejas recurrentes entre el vecindario: las dificultades para conciliar el sueño, en especial en aquellas habitaciones más orientadas hacia la antena, o las situaciones de ansiedad, estrés o nerviosismo constante. Algunos vecinos han optado por cambiar de vivienda y existen también varios pisos vacíos, cuyos propietarios son incapaces de vender por la alarma que genera la presencia de la antena en los posibles compradores.

Los residentes realizaron ya varios intentos infructuosos para tratar de conseguir la retirada de la antena. El último de ellos se produjo hace ya siete años, durante el mandato del alcalde Juan José Corrales, cuando los vecinos recogieron casi medio millar de firmas y las presentaron en el Ayuntamiento de Siero.

Los estudios existentes sobre la incidencia de las antenas de telefonía en la salud de la población han desatado mucha controversia y no son concluyentes, según explica Fructuoso Pontigo, de la Coordinadora Ecoloxista dAsturies. Pontigo menciona un caso ocurrido en 2007 en Avilés con las personas que residían cerca de la antena de la calle Valdés Salas, en el polígono de La Magdalena, donde se diagnosticaron unos cincuenta casos de cáncer, lo que provocó que los ecologistas locales solicitaran incluso un estudio a la gerencia del Área Sanitaria Avilesina del SESPA. «En Murcia también intentaron hacer algo, pero no hubo forma, porque los protocolos son muy complicados para poder obtener datos rigurosos», subraya.

En noviembre de 2002, medio centenar de médicos alemanes de diferentes especialidades firmó la denominada Declaración de Freiburgo, donde expresaban su preocupación por el «dramático aumento de enfermedades graves y crónicas» y advertían «una clara relación espacial y temporal entre la aparición de estas dolencias y el comienzo de una irradiación de microondas». Y mencionaban la instalación de antenas de telefonía en la proximidad de los pacientes o el uso intensivo de los teléfonos móviles, entre otros factores.

Los firmantes apuntaban hacia las embarazadas, niños, adolescentes y personas mayores y enfermas como los colectivos «especialmente amenazados». Reconocían que sus esfuerzos terapéuticos por restablecer la salud de la población resultaban «cada vez más infructuosos» y mostraban su escepticismo hacia unas investigaciones «influenciadas reiteradamente por la industria». La declaración concluía con una serie de propuestas, entre ellas, una valoración «independiente» de los riesgos, la reducción masiva de las potencias de emisión y de la irradiación por microondas, congelar el desarrollo de la tecnología móvil, campañas informativas y «el derecho de la población a participar en la colocación de las antenas».

Pontigo reconoce la indefensión de los vecinos ante estas situaciones, «porque ahora no hace falta ni el permiso para poder instalar las antenas» y constata la coincidencia en las dolencias de los afectados. «No todo el mundo reacciona igual, pero una queja muy habitual es la situación de estrés continuado», dice. Y apunta que el insomnio puede resultar hasta 'beneficioso' en estos casos, «porque eso significa que el sistema inmunológico está en alerta».

Asegura, por último, que los móviles de última generación podrían resultar aún más peligrosos, «porque las frecuencias son cada vez mayores».

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