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Dos de los participantes en el Proyecto Miraflores preparan un macetero con plantas. S. S. SAN MARTÍN
Un jardín de oportunidades en Noreña

Un jardín de oportunidades en Noreña

Quince usuarios de la asociación Afesa forman parte de un proyecto de inclusión sociolaboral | Los participantes hacenhincapié en la importancia de que la sociedad elimine prejuicios y etiquetas sobre las personas con enfermedades mentales

Lydia is

Martes, 26 de diciembre 2017, 01:45

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El 9% de la población española tiene algún tipo de trastorno mental y una de cada cuatro personas padecerá uno durante su vida. Estas enfermedades representan el 12,5% de todas las patologías –un porcentaje superior al cáncer y a los problemas cardiovasculares–, y el 88% de la atención a los enfermos la prestan los familiares como cuidadores informales.

Afesa Salud Mental Asturias mira a estas cifras de frente. La entidad, que surgió como Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de Asturias, acumula más de un cuarto de siglo de trabajo en este área y suma más de 700 asociados. En la actualidad, tiene una sede central en Oviedo y ocho delegaciones, una por cada área sanitaria, y desarrolla una amplia labor tanto de atención como de integración social, sensibilización y divulgación.

Miraflores es uno de sus proyectos de inclusión sociolaboral y está relacionado con la jardinería. Se desarrolla en la finca del mismo nombre ubicada en el municipio de Noreña y se ha convertido en una oportunidad de superación para quince personas derivadas de los centros de salud de Oviedo y Siero. «Forma parte de nuestra vida, lo esperamos cada año con ilusión», explica Marcelino Pérez Lara, uno de los usuarios. Por ello, ahora que ha terminado el curso, está deseando volver. «Nos sentimos en familia, comprendidos, y sabemos que tenemos un grupo en el que podemos expresar cómo nos encontramos cada día», añade.

La actividad en Miraflores comienza a las diez de la mañana con Saray Escobar, la educadora social. Durante una hora y media abordan temas tan diversos como la estimulación cognitiva, las habilidades sociales, la alimentación, el medio ambiente o las noticias de actualidad.

Después llega el turno de Llara González, responsable del taller de jardinería, en el que se trabaja de acuerdo a la situación de cada uno. «Todos los días se distribuyen las tareas de forma individual porque las condiciones no son siempre las mismas debido a la medicación que toman, lo que no quita que la mayoría trabajen en grupo», explica. Este curso han rehabilitado un invernadero y los tres primeros bancales del área exterior de cultivo. Asimismo, han disfrutado de las cosechas de verduras del huerto ecológico, en el que también han plantado flores silvestres y recuperado varias plantas. «Había zonas en desuso muy deterioradas con escombros y maleza y la idea para el próximo año es centrarnos más en la jardinería pura y dura, aunque quedan zonas que hay que adecentar y nos gustaría cerrar la finca para evitar los destrozos que nos provocan los jabalíes», apunta González.

«Somos un ejemplo»

«Queremos seguir aprendiendo y ser partícipes de un proyecto que tiene futuro», defiende Marcelino Pérez, que insiste en que «somos un ejemplo para muchas personas» y también hace hincapié en la importancia de eliminar «los prejuicios y etiquetas que la sociedad ha impuesto a las personas que tenemos una enfermedad mental».

Este año, ‘trabajar sin máscaras, emplear sin barreras’ fue el lema del Día Mundial de la Salud Mental, un mensaje que en Miraflores han hecho suyo. «Nosotros queremos trabajar, podemos trabajar y nos gusta trabajar siempre que tengamos una ilusión, y personas que nos motiven y animen cada día», asegura Pérez.

En Miraflores también hay tiempo para la diversión y durante el curso han organizado salidas y, entre otros, han visitado la Junta General del Principado, el Archivo Histórico y varias exposiciones. Tampoco faltó la tradicional visita guiada por Noreña.

Daniel Rodríguez es el tesorero de Afesa y pisó Miraflores por primera vez en 2005, cuando la enfermedad mental le tocó de lleno en la familia. «Los propios usuarios estaban haciendo la obra de la nave y me sorprendió lo que vi. Doce años después, sigo haciéndolo».

Entre los principales retos que la asociación se ha marcado en Noreña está el de poder ampliar el proyecto a todo el año. «Ahora mismo solo tenemos capacidad para mantenerlo diez meses, de marzo a diciembre y ese parón se nota mucho, supone un retroceso para los usuarios que ya están habituados a una rutina de trabajo», explica. Algo con lo que se muestran de acuerdo Llara González y Saray Escobar. «Dependemos de los presupuestos regionales, la aportación es básica para nuestra labor y sería muy beneficioso poder prolongar la duración del proyecto», apuntan. Y Beatriz Camporro, directora del área de gestión clínica de Salud Mental del HUCA, también valora el trabajo que se realiza en Miraflores y señala que «es un proyecto de largo recorrido, pero nunca tiene que haber desánimo».

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