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El tráfico de trenes con Madrid, pendiente de una roca de quince toneladas

Adif reconoce que la operación «es difícil», que tras el impacto deberá reparar la vía, pero confía en reabrir el tráfico esta tarde

R. MUÑIZ

GIJÓN.

Jueves, 6 de diciembre 2018, 01:33

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La operación para recuperar la conexión ferroviaria es «complicada», «difícil», «fastidiada», «no se había enfrentado algo así en Pajares». Son las palabras de quienes conocen la batalla que los trabajadores de Adif están librando contra una ladera situada entre el apeadero de Puente de los Fierros y la estación de Campomanes. Durante la madrugada del lunes un tren de mercancías que circulaba en la que, para muchos es la antesala de la rampa de Pajares, sufrió una primera caída de piedras. El impacto de las mismas hundió una de las bobinas y arruinó otro de los coches. Tras reparar la vía y la catenaria, la empresa pública reabrió la circulación pero recibió un feliz consejo: para averiguar lo sucedido, mejor era revisar la zona ayudado de un dron.

El martes por la mañana, mientras los trenes de pasajeros y mercancías pasaban por el lugar, los operarios acudieron provistos de esta cámara aérea. Desde el poblado de Heros supervisaron el punto problemático, ubicado entre los túneles de Congostinas (de 58 metros de longitud) y Renueva (de 113). La cámara divisó ladera arriba una formación de calizas carboníferas que había empezado a fragmentarse. Los geólogos consultados interpretan que las filtraciones de agua y su posterior congelación terminaron creando fisuras y desgajando las peñas.

El corrimiento resultante comienza un centenar de metros ladera arriba de la vía, en una zona de acusada pendiente, difícil acceso y riesgo evidente: en la parte superior una enorme roca amenaza con desplomarse. A media altura hay otra que ya se desprendió de su posición inicial, rodó, pero ha quedado momentáneamente detenida. Mientras grababan la escena un convoy de carbón circuló por la zona. La decisión de cerrar al tráfico fue inmediata, con la idea de que en 48 horas se podría asegurar la zona, plazo que apunta a la tarde de hoy.

Desde Adif confiaban anoche en atenerse a ese margen, si bien reconocen las complicaciones del operativo. Las rocas se encuentran en zonas donde «es imposible meter maquinaria», explica la sociedad. La pendiente y la abundancia de arbustos dificultan el movimiento. «No puedes desplegar a demasiada gente en el lugar», comentan.

Un puñado de profesionales, ayudados por cuerdas para asegurarse, lograron ayer alcanzar la piedra de grandes dimensiones que se encuentra en la parte superior del argayo, gracias en parte a un claro que hay entre torretas de alta tensión. Estiman que pesa unas quince toneladas. Lo que se intenta ahora es forzar su desplome ladera abajo, moviéndola con la ayuda de gatos ferroviarios.

Una vez caída, tocará evaluar de nuevo la situación y verificar si en su recorrido se ha llevado por delante también la peña que está a media ladera. Hay por tanto incertidumbres a resolver. La irregularidad del monte imposibilita saber con certeza dónde y cómo caerán los pedruscos. Cuando lo hagan, «se picarán para hacerlos más pequeños y luego tocará reparar lo que hayan dañado», indican desde Adif.

La empresa pública trabaja en la zona al tiempo que sigue impulsando la construcción de la variante ferroviaria con la que pretende relevar al paso por la montaña. Según anunció ayer, acaba de adjudicar el suministro, transporte y descarga de traviesas de hormigón armado de ancho polivalente para vía en placa. Las piezas se fabricarán en un máximo de cuatro meses, a cambio de una factura de 1,2 millones. Servirán para montar parte de las vías que van en túnel, concretamente la del lado Oeste, que se configurará inicialmente en ancho ibérico. La traviesa polivalente permite migrar luego los carriles hacia el interior y disponerlos en ancho internacional, cuando este sea también el tipo de vía presente en la red asturiana.

Hasta que la variante abra, previsiblemente a finales de 2021, a los clientes de Renfe no les queda otra que utilizar los autobuses que la compañía está ofreciendo para el trayecto entre Gijón, Oviedo y León. Paradójicamente por carretera el vehículo está tardando alrededor de 25 minutos menos de los que invierte el Alvia en cubrir el recorrido. Pese a ello, varios viajeros han mostrado su disgusto por cómo se está organizando el transbordo.

La empresa está haciendo esfuerzos por estar a la altura de la calidad esperada por sus clientes. Ayer mismo se supo por ejemplo que había accedido a devolverle el importe íntegro del billete a un viajero que en julio hizo el trayecto Madrid-Gijón en un tren sin aire acondicionado. Según indica Efe, la empresa asumió a este socio de Facua-Consumidores en acción lo hacía debido a «la falta de calidad ocasionada debido a problema técnico» del ferrocarril empleado en la línea.

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