«Los editores de poesía valoran la calidad porque saben que nunca se harán ricos»

Desde hace unos pocos meses, Ana Lamela Rey (Viveiro, 1964) forma parte de ese colectivo humano en constante crecimiento que constituyen aquellas personas capaces de transformar sus experiencias vitales en creaciones culturales. Las alegrías y los dramas de su pasado, combinados con su talento para crear poesía y con la habilidad pictórica del ilustrador Antonio Navarro, han fraguado para transformarse en el poemario 'La exhibicionista', una revisión de su medio siglo de existencia que, ayer, fue presentado en Avilés en la galería de arte Octógono. Un trabajo que se suma a su condición de cofundadora y codirectora, junto con Laura Cuervo, de la iniciativa multicultural Musa Cafeína.

-¿Cómo se forja una obra tan íntima como 'La exhibicionista'?

-Fue un regalo inesperado. Hace varios meses tuve la oportunidad de conocer a la poetisa asturiana Estefanía González. Estuvimos charlando de nuestros respectivos textos, ella le habló de mí a su editor, Juan Gallo, y él me pidió que le enviase algunas de mis obras. Y parece que le gustaron porque, al poco, ya me estaba encargando que le hiciese un libro para septiembre de este año.

-Parece que se ha dado prisa.

-¡Sí! En junio ya estaba terminado, así que ahora toca presentarlo.

-Reconocerá que el título que ha escogido es sugerente...

-Sí que es muy significativo, pero no necesariamente en el sentido sexual. El libro refleja experiencias vitales que implican dolor, heridas... Pero, sobre todo, trata del cambio vital. Por eso, pese al título, no tiene más carga de erotismo que la que hay en cualquier vida. Es algo muy personal, pero también tiene una faceta social muy clara; tuve que reflexionar sobre las desgracias y humillaciones que sufren miles de personas a diario.

-¿De modo que no se limita a vivencias personales?

-No, aunque estas ocupan casi un 75% del total. Este poemario surgió de un acoso laboral, como una catarsis personal, pero no todo es mío. Se podría decir que la primera parte, la más amplia, soy yo, pero el resto bebe de testimonios de otras personas, de cosas que he visto...

-Se ha atrevido a estrenarse en la publicación con la poesía, un género relativamente poco comercial.

-Pues sí, y eso que creo que vive un momento de auge. Están surgiendo un montón de poetas que tienen mucho que decir, y muchos de ellos son muy potentes.

-¿ Pero no sucede como en la novela, en la que a veces el interés económico vence a la calidad?

-Claro que sí, pero en menor medida. Creo que los editores de poesía, como los lectores, eligen a los poetas en función de la calidad, porque saben que nunca van a ser ricos, hagan lo que hagan. De hecho, muchos editores tienen otros trabajos, porque no pueden vivir sólo de esto. Por eso, porque es algo tan vocaciones, es más difícil que trabajos mediocres vean la luz.

-En Musa Cafeína no se limitan sólo a la literatura.

-Musa Cafeína se dedica al arte, y el arte es interdisciplinario: música, pintura, letras... Me parece raro que los artistas se especialicen.