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RAMÓN MUÑIZ / LAURA FONSECA
Viernes, 25 de julio 2014, 00:22
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¿Qué causó los picores padecidos por unos 300 bañistas el pasado martes en las playas de Salinas y San Juan? La respuesta definitiva la dará el Principado, en las próximas horas, tras recibir los resultados de las muestras remitidas a dos laboratorios. El de Salud Pública confirmará si había presencia de bacterias y microalgas. El de calidad ambiental de Cogersa está comprobando si todo obedece a una contaminación de origen industrial, con presencia de metales. Está previsto que los científicos entreguen su veredicto hoy o mañana, si bien la consejera de Medio Ambiente, Belén Fernández, ya anticipó que las primeras hipótesis apuntan a las microalgas.
Lo cierto es que hasta el miércoles hubo usuarios de otras playas, en la zona central y occidental, que venían doliéndose por reacciones epidérmicas similares. Las suyas fueron molestias aisladas que no obligaron al cierre de ningún otro arenal.
La aparición de estos organismos es un fenómeno típico del verano y sujeto a mucha movilidad. La variedad ante la costa asturiana es amplia y sus desplazamientos, constantes. Entre las microalgas que pueden irritar la piel están los dinoflagelados, grupo del que algunas especies contienen moléculas tóxicas. Lo explica así Jose Luis Acuña, del Observatorio Marino de Asturias: «Son organismos que utilizan flagelos para moverse desde zonas profundas, donde pasan la noche absorbiendo nutrientes, a la superficie, donde utilizan la luz del día para realizar la fotosíntesis; a este grupo le favorecen por tanto las condiciones del verano, cuando la columna de agua está más estratificada debido al calor de la superficie. En invierno el agua está más mezclada, y no les queda otro remedio que permanecer en un estado similar al aletargamiento».
Los dinoflagelados «se encuentran en todos los mares del mundo, y son más o menos abundantes dependiendo de las condiciones del medio y de la existencia de frentes oceánicos que los acumulen», agrega este profesor titular. Aunque algunas especies de dinoflagelados son tóxicas cuando se ingieren y causan las llamadas 'mareas rojas', son pocas las que expulsan sustancias irritantes. La 'Noctiluca scintillans' está entre ellas; se alimenta de huevos de peces y animales del plancton, y el grupo de Ecología y Biogeoquímica Marina de la Universidad describió su presencia frente a la desembocadura del Nalón. 'Noctiluca' es uno de los organismos que causan las estelas luminosas que dejan las lanchas por la noche. «No es tóxica pero cuando proliferar en gran cantidad, suele hacerlo acompañada de otros dinoflagelados más irritantes e incluso medusas», ilustra.
Como una picadura de insecto
Lo mejor para mitigar los picores que estas microalgas pueden provocarnos en la piel es «agua y jabón». Cuando aparece la irritación, lo más aconsejable es «lavar la zona afectada con agua dulce y jabón». Lo asegura el que fuera jefe del servicio de Dermatología del Hospital de Cabueñes, José Sánchez del Río, que se muestra sorprendido con lo que está ocurriendo en las playas asturianas. «En Asturias nunca lo había visto», afirma, aunque la dermatitis del bañista o el prurito del nadador, trastornos de la piel que pueden desencadenarse por parásitos, larvas o, incluso, microalgas presentes en el agua, están referenciados y ampliamente estudiados.
José Sánchez del Río señala que algunas microalgas «expulsan una secreción que en contacto con la piel humana genera irritación», como sucede también con otro tipo de plantas, por ejemplo las ortigas.
Una vez que el picor aparece, lo primero es «retirar el agente causante que lo produce. Higienizar bien la zona y quitarse el bañador porque puede haber restos de algas». Las rojeces en la piel «suelen desaparecer de forma espontánea», refiere el experto.
No obstante, si persisten las molestias, lo aconsejable es aplicar un corticoide suave «como el que se utiliza ante la picadura de insectos». Porque el roce de estas microalgas lo que produce es «una dermatitis leve». El abordaje no sería el mismo si el culpable de las ronchas fuera una medusa. En ese caso, lo mejor es «lavar la zona con agua salada».
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