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El juez reabre el proceso contra los astilleros La Parrilla por estafa en la venta de un barco

El juez reabre el proceso contra los astilleros La Parrilla por estafa en la venta de un barco

Llama a declarar al propietario y a su madre, del Ría de Avilés, además de pedir que se investigue la venta que han hecho de sus sociedades en los últimos años

YOLANDA DE LUIS

Jueves, 14 de junio 2018, 13:09

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Han transcurrido casi diez años desde que la armadora y empresaria de pesca marroquí Aicha Moussa Abouko encargó a los Astilleros La Parrilla, de San Esteban de Pravia, la construcción de un barco pesquero. Desde entonces ha vivido un verdadero calvario, tras la presunta venta de su barco por parte de los astilleros después de que ella ya hubiese pagado 423.000 euros, que no le han sido devueltos.

Tras la denuncia de los hechos, la causa que se siguió en los Juzgados de Pravia fue archivada provisionalmente, pero ahora el juez ha vuelto a abrir la investigación de la querella por estafa a instancias de la Fiscalía General de Asturias, que en el escrito remitido al juzgado asegura que han aparecido «hechos nuevos», como que «la querellante ha tenido conocimiento de que la sociedad querellada se ha inscrito en el Registro Mercantil con un nuevo socio que no sería real y cuya finalidad sería eludir el pago de las cantidades en su día abonadas para la construcción del barco».

Este es uno de los aspectos que ha comenzado a investigar el magistrado y para ello ha llamado ya a declarar al anterior propietario de Astilleros La Parrilla, además de pedir la localización de la madre del mismo, a la vez que insta a que se investigue la filiación y el paradero de la persona que figura como actual propietario. El juez amplía esta investigación a la sociedad que supuestamente se hizo con el astillero de San Esteban de Pravia, North Sea Investiments LLC, de la que quiere conocer tanto el proceso que se llevó a cabo para hacerse con La Parrilla, como «la certeza de sus sedes sociales en España y en el extranjero». De hecho, la propia Aicha Moussa Abouko ha podido comprobar cómo «la supuesta sede de esta sociedad en Avilés no existe», según relató a LA VOZ DE AVILÉS.

En sus investigaciones de los últimos años para conseguir que se retomara esta investigación judicial también ha comprobado cómo no sólo se ha cambiado la titularidad de la empresa de San Esteban, sino la de otras muchas que forman el grupo al que estaría asociado el Astillero Ría de Avilés, según señala Moussa. Este también ha cambiado su titularidad, según la documentación que maneja la denunciante y cree que podría ser otra fórmula para evitar el pago de las indemnizaciones que le correspondería cobrar. «Según sus cuentas de los últimos años, este astillero estaría prácticamente en quiebra, entonces, ¿cómo es posible que un astillero en esta situación económica lo compre la sociedad americana de petróleo North Sea Investiments LLC?». La empresaria marroquí ha presentado además toda la documentación que ha conseguido reunir en la Agencia Tributaria, porque «yo me pregunto cómo es posible que no esté ya investigando esto, son nueve sociedades y todas a nombre de trabajadores, algunos de ellos extranjeros, como un mexicano que en su día trabajó en estos astilleros, o conocidos de los propietarios, pero hay pruebas de que ellos siguen trabajando», afirma Moussa Abouko.

Dentro de esa investigación sobre las sociedades y también sobre la veracidad de los contratos que presentó el astillero supuestamente firmados por la armadora marroquí, cuanto ésta lo niega, desde el Juzgado de Pravia también se ha solicitado que un notario de Madrid y uno de Avilés expida testimonio del protocolo por el que se produjeron la compraventa de acciones.

En el proceso archivado provisionalmente hubo una serie de diligencias que, a juicio de la Fiscalía y también del letrado de la empresaria marroquí, tendrían que haberse hecho y no se hicieron. De hecho, este caso se archivó sin haber tomado declaración a la querellante o sin comprobar la veracidad de las firmas que figuran en los distintos contratos por los que se terminó vendiendo el barco. Aicha Moussa Abouku ya ha declarado ante el juez días atrás, y además el magistrado ha pedido que la policía judicial se encargue de emitir un informe sobre la autenticidad de las cartas y documentos que figuran en la causa.

Aicha Moussa Abouko contrató la construcción del barco en el año 2005, pero a día de hoy, casi diez años después, sigue sin tener el buque ni el dinero, encontrándose con problemas en su país, en donde le reclaman que reintegre el dinero que le fue autorizado para salir al exterior con el fin de pagar un barco que nunca ha navegado en aguas marroquíes. Firmado el contrato, los astilleros La Parrilla subcontrataron la construcción del buque a Ría de Avilés y la armadora marroquí fue abonando las cantidades que se le demandaban: 423.000 euros llegó a pagar. Y no pudo seguir abonando más «porque desde el astillero no se me remitía la documentación que le exigían las autoridades marroquíes para poder seguir pagando el barco en España». Aicha Moussa señala que, si verdaderamente hubiera habido un incumplimiento de contrato, «el astillero tendría que haber vendido el barco mediante subasta, y no lo hizo».

Contrato de venta

Sin embargo, en 2006, según mantiene la armadora, se vende su barco por parte de los astilleros utilizando documentos que llegan a Capitanía Marítima por fax desde el astillero. «Falsificaron mi firma, pero además yo me pregunto cómo la Capitanía autoriza la venta de un barco que vale 1,1 millones de euros con una fotocopia de documentos», señala Aicha Moussa, que cuenta con un informe pericial en el que se concluye que su firma fue falsificada. También se presenta en la instrucción un acuerdo firmado el 8 de noviembre de 2006, que es la misma fecha de la autorización de venta falsa, en donde se dice que los astilleros se quedan con el dinero por daños y perjuicios. «¿Cómo alguien puede pensar que yo puedo regalar así como así mi dinero y la licencia de pesca en Marruecos por unos daños y perjuicios que yo no he causado? Yo sólo les encargué un barco y pagué prácticamente la mitad, luego ellos se quedaron con el dinero y han vendido el barco, ¿quién causa daños y perjuicios?», indica. Y añade: «si le hubiera regalado la licencia hubieran ido a Marruecos y no lo han hecho».

En todo caso, lo tiene claro: «No me voy de España hasta que haya justicia, que es lo único que pido, o se hace justicia o yo me quemo en España. Después de tanto tiempo, sólo me cabe preguntarme por qué siempre se archiva la causa provisionalmente, y en segundo lugar quién puede estar detrás de estas personas para que pongan palos a la rueda de la Justicia». Para Moussa, «la situación sería igual si yo fuera una armadora española y no marroquí».

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