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Edu Galán, en una divertida pose, con el cartel del espectáculo.
Sátira política con y sin música

Sátira política con y sin música

El Centro Niemeyer acoge hoy y mañana dos funciones de 'Mongolia, el musical'

Ainhoa Palacio

Viernes, 22 de agosto 2014, 00:16

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'Mongolia, El Musical' le debe mucho al actor Juan Diego Botto. Mejor dicho, a su Sala Mirador, porque ahí fue donde empezó el espectáculo que esta noche, a las nueve, y mañana, a la misma hora, se presentará en la sala club del Centro Niemeyer. Las entradas ya están agotadas.

DE INTERÉS

  • Lugar. Sala club del Centro Niemeyer.

  • Fecha y hora. La función será hoy, a las 21 horas, y mañana a la misma hora. Las entradas, a 15 euros, están agotadas.

  • Duración. 90 minutos.

  • Responsables del espectáculo. Edu Galán, Darío Adanti, Gonzalo Boye, Edu Bravo, Pere Rusiñol y Rapa.

La función, que debe su nombre a Javier Coronas, está conducida por Darío Adanti y Edu Galán, está pegada a la actualidad, tanto que ya no será la misma que se vio en Madrid y Barcelona, donde también colgaron el cartel de 'no hay billetes' en todas las sesiones. Sobre el escenario hoy, y siempre, se reirán hasta de sí mismos mientras repasan lo más destacado del contexto político y social actual.

«Es un musical que en principio no tiene canciones, aunque también hay comedias con las que no te ríes», apunta Galán, aunque después admitió que «si hay canciones o no es una sorpresa que nos guardamos, lo que está claro es que no podría haber tantas como en un musical normal, porque por 15 euros no puedes pedir lo mismo que a un musical de 80 euros en la Gran Vía, ni tampoco las mismas voces».

Galán admite estar «sorprendido» por la respuesta del público -«somos unos caraduras»- y reconoce que los asistentes son muy afines a lo que se dice, «se ríen mucho con cualquier sátira del PP pero se nos escandaliza un poco cuando nos ponemos un poco bestias», asegura. Aunque también recalca que «para eso nos metimos en este juego, para no tirar sólo para un lado por mucho que ese lado sea el peor».

Dice Galán que la salida al escenario ha sido «la evolución natural» de una revista a la que no daban «más de dos meses de vida» y está a punto de cumplir tres años. «Y con perspectivas de seguir mucho tiempo», avisa el que es uno de sus responsables. «Creemos que esta es la primera vez en la que los miembros de una revista satírica la pasan a show, pero veíamos que gente se partía el culo en nuestras presentaciones y nos apetecía mucho saltar al escenario».

En Avilés empieza lo bueno, porque después tienen gira por distintas ciudades. De momento estarán en Mallorca, volverán a Madrid, se pasarán por Alicante y Torrelavega, y su idea es «tener dos o tres fechas al mes». Eso sí, los contenidos cambiarán, «porque últimamente se nos han ido los Reyes, ahora tenemos dos Papas...» y en las funciones de Avilés abordarán, desde el puro chiste, «las principales variables en las que nos basamos los asturianos para elegir a nuestros líderes políticos», adelanta Galán, que comenta que «hay dos que se repiten mucho».

Se lanzaron a la piscina, primero con la revista y ahora con el musical porque «había un hueco de revista satírica que tratase con respeto al lector, que dijese que somos de izquierdas, dentro de lo amplio que es el sector de la izquierda, ateos, no nacionalistas y republicanos, por poner cuatro cosas», resume Galán. Es cierto que «nos damos caña a nosotros mismos, porque la izquierda a veces es muy tontorrona, y tenemos una ideología pero no un partido», añade.

El límite, en el escenario y fuera de él, «es el que marca Gonzalo Boye, que es nuestro abogado, uno de los mejores del país y una persona extraordinaria, y el que nos lo marca, el que nos dice que el límite es la legalidad». Sí reconoce que le meten en líos muchas veces y en ocasiones «le metemos chistes ilegales en los PDFs de la revista para saber si se la lee, porque todo se puede escribir, en sátira, para que encaje».

Ahora, Galán no sabe si el siguiente paso será una serie, lo audiovisual -lo más normal, dice- «o fallecer en una cuneta por el cansancio», aunque se concentrarán en la gira, en los libros que ya han salido y los que seguirán saliendo, y en la revista.

Futuro

Admite sin problemas que «no esperábamos estar aquí, de hecho mi padre me veía en la cárcel y la madre de Darío (Adanti, argentino) le veía deportado». Recuerda ahora Galán a «determinada gente de mi familia que decía "¿pero dónde vais?", y aunque no nos imaginábamos cantando sobre un escenario, somos autónomos. O emprendedores, aunque la palabra me toque los huevos». En el show «hablamos de los emprendedores y los empresarios, y se refleja bien lo que pensamos del uso de esa palabra».

A los responsables de Mongolia no les agobia la fama, porque de momento nadie les da «la brasa por la calle, aunque sí nos insultan cuando vendemos las revistas». A veces, al stand «llegan viejitos y yo les digo, desde fuera, que los otros dos que están allí no tienen vergüenza, y que encima son argentinos». En realidad lo hace «para ver si 'palma' alguno, porque habría un facha menos, y es una broma que hice en un magacín de televisión, que terminaron cortando».

Aunque no lleva bien «la gente trascendental que te pontifica sin saber nada», y cree que la sociedad, en general, «cada vez tenemos la piel más fina, ahora en el número especial de verano pusimos el culo de Franco y el de Felipe VI y hay quiosqueros que dicen que no las ponen porque igual te tiran el tenderete abajo». Galán admite que a los que preguntan «qué proponemos cuando criticas cosas me apetece decirles que somos una revista satírica, que nos dedicamos a cagarlo todo como los niños y que no somos un partido». Son, de hecho, muy activos en las redes sociales, pero aún les cuesta que los potenciales lectores se comprometan como suscriptores. Galán también sabe de series -recomienda 'Louie', 'Fargo' y 'True Detective'- y de cine.

La buena acogida de Enrique Meneses y Constantino Romero, ambos fallecidos, a la revista hizo ilusión a Galán, que se muestra muy satisfecho por el galardón como 'mejor medio satírico internacional' que acaba de concederles el Museo de la Sátira. «Nos sentimos muy queridos y muy odiados, que es en el sitio en el que queríamos estar».

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