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BORJA PINO
Miércoles, 24 de septiembre 2014, 00:20
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Dos hombres de etnia gitana protagonizaron en la mañana de ayer una agresión a los trabajadores de un taller mecánico situado en la intersección de la calle Gutiérrez Herrero con la avenida de Cervantes. El suceso, que obligó a la movilización de varias unidades del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Local, se saldó con uno de los trabajadores herido leve, y con un agresor detenido.
Según apuntaron varios testigos presenciales, en torno a las diez de la mañana uno de los dos atacantes, solo en aquel momento, comenzó a gritar al personal del taller, tras haber sido expulsado del mismo previamente. Después de varias horas deambulando por la zona profiriendo insultos y amenazas, alrededor de las doce y media se unió a él un compañero, y ambos accedieron al interior del local. Allí, tomaron sendas barras de hierro y trataron de agredir con ellas a los empleados, hiriendo de levedad a uno de ellos, de 27 años. Fue entonces cuando las fuerzas del orden se personaron en el lugar y pusieron fin al altercado, tras lo que tomaron declaración a todos los implicados.
En palabras de algunos testigos, uno de los agresores se negó a deponer su actitud y plantó cara a los agentes, lo que obligó a un uniformado de la Policía Nacional a sacar su arma reglamentaria para que depusiese su actitud. El hombre, tras soltar la barra que empuñaba, fue esposado y retirado del escenario a bordo de un coche patrulla. Por su parte, el herido fue evacuado en una ambulancia del 112.
Pese a la gran expectación que causó el aparatoso despliegue policial, pocos de los testigos alcanzaban a comprender el porqué la agresión, especialmente a la vista de la tranquilidad que habitualmente se respira en dicha zona. Fuentes del taller consultadas por este periódico afirmaron que «al primero de ellos lo echamos porque, hace tiempo, lo pillamos intentando robarnos unas pastillas de freno, y también entonces lo mandamos a la calle. Se ve que no le hizo gracia que lo reconociésemos, avisó a su amigo y decidieron emprenderla a porrazos con nosotros».
No obstante, varios vecinos y algunos comerciantes de las calles colindantes manifestaron su temor ante la posibilidad de que incidentes similares se repitan en un futuro. «Esta gente es conflictiva y muy vengativa, y no me extrañaría que volviesen a intentar algo contra los del taller», reconoció un hostelero, que expresó su malestar por la actuación policial. «Siempre pasa lo mismo; si no hubiesen sido gitanos, estarían los dos en la cárcel, pero sólo se han llevado a uno», concluyó.
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