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Entrada al edificio de la consejería de Bienestar, en Oviedo.
«Sólo quiero que me dejen ver a mi hermana»

«Sólo quiero que me dejen ver a mi hermana»

Mónica Gómez Fernández acusa a la consejería de Bienestar Social de no permitirle visitar a su hermana biológica, adoptada como ella

C. DEL RÍO

Martes, 30 de septiembre 2014, 00:11

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Comenzó hace tres años a buscar a sus hermanos biológicos y nunca pensó el quebradero de cabeza que le iba a suponer. Mónica Gómez Fernández, residente en Barcelona desde los tres años con los que fue adoptada en el Materno Infantil de Oviedo, sintió la necesidad en 2011 de conocer sus orígenes. Saber quién había sido su madre biológica, nacida en Pravia y criada en Gijón como supo más tarde, y sus hermanos.

Empezó entonces una búsqueda que tiene visos de terminar en manos de los tribunales ante la negativa de la consejería de Bienestar Social del Principado de Asturias de facilitar la visita de Mónica Gómez a su supuesta hermana biológica, paralítica cerebral y tutelada en un centro oficial.

«Servicios Sociales ni me escucha, responden a mi petición por escrito que la jefa del departamento está de baja y se quedan tan anchos», comenta con desesperación. La propia de haber comenzado una búsqueda hace tres años que deparó en un hermano al que ha podido conocer y al que visita cuando viene a Asturias y tener ese mismo acceso cerrado a una hermana, cuyo nombre responde a la inicial S., de la que sabe casi todo pero no puede demostrar nada. Porque aquí radica el problema, las pruebas que tiene Mónica Gómez, de 44 años, son testimonios orales. Ni un solo papel que corrobore o avale lo que personas cercanas al Materno Infantil de Oviedo le han confiado. Y sin documentos, la consejería no transige en un reencuentro entre posibles hermanas, según la denunciante.

Una prohibición que, en palabras de Mónica, es «muy cruel». «Ellos -los Servicios Sociales de Asturias- me tutelaron de pequeña, cuando mi madre me entregó en adopción, y sabían que tenía hermanos. ¿Por qué ahora me impiden verlos si ellos tienen los documentos que lo acreditan?», se pregunta irritada. El problema podría venir, según sus investigaciones, porque ambas hermanas podrían no compartir padre.

A su hermano no tuvo problemas en localizarlo y mantiene una relación cordial con él. A distancia, eso sí, pero fluida. Mónica Gómez aspira a repetir esa normalidad con S. Completar esa pieza del puzzle que le falta a su vida. Conocerla, darle un beso y decirle, aunque quizás ella no alcance a comprenderlo, que es su hermana, esa a la que nunca llegó a conocer y que vive en Barcelona.

El pasado verano Mónica Gómez visitó Asturias. Quería saludar a su hermano y dar un empujón a sus investigaciones. Explica que fue recibida por una parlamentaria socialista de la Junta General a la que entregó una carta compulsada de la que todavía no ha obtenido respuesta.

El punto muerto en el que se encuentran las gestiones la han animado a poner el asunto en manos de una abogada, no sin gran indignación por tener que recurrir a esta medida.

«Hablar con Servicios Sociales es como hacerlo con una pared». Una institución que, eso sí lo reconoce, le envió al principio «diez papeles» en los que apareció una fecha de nacimiento de la que Mónica Gómez tiró hasta topar con esa presunta hermana cuyo internamiento en una institución del Principado provocó que se cerraran todas las puertas.

«Me piden que aporte documentos, pero por la Ley de Protección de Datos yo no tengo acceso a ninguno», insiste una hastiada Mónica Gómez que se siente impotente en esta lucha desigual.

«Yo he hablado con mucha gente del entorno del Materno Infantil, personas a las que no quiero delatar pero cuyo testimonio me indica que si ellas saben toda la historia de mi familia es porque existen documentos de cuando mi madre nos dio en adopción. Esos papeles los tienen que tener ellos», sentencia la mujer a quien desde Cataluña se le hace aún más cuesta arriba defender su postura. «Solo quiero verla, solo quiero ver a mi hermana», insiste con desesperación.

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