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F. DEL BUSTO
Viernes, 28 de noviembre 2014, 01:21
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Francisco Álvarez-Cascos alertó en diferentes ocasiones al ministro de Industria, José Manuel Soria, sobre la necesidad de ajustar los costes energéticos de la industria por el lastre que suponían a su competitividad. Así lo desveló ayer el presidente de Foro Asturias al divulgar una serie de cartas escritas entre entero y marzo de 2012 dirigidas el titular de Industria.
En esos momentos, como presidente del Principado, Álvarez-Cascos escribía en enero de 2012, a raíz de los expedientes de regulación de Alcoa, alertando sobre sus costes energéticos, ya que «está discriminada respecto a sus competidores internacionales al tener que soportar costes energéticos superiores».
En febrero de 2012, con la crisis económica provocando nuevos recortes en la gran industria, Francisco Álvarez-Cascos volvía a insistir en la situación. «La falta de competividad que provoca el superior coste energético conlleva un riesgo cierto de deslocalización», advertía el entonces presidente.
«Carácter estratégico»
En esa misiva, recordaba que materias como el acero, el aluminio o el zinc «son fundamentales para la industria». Empresas como Alcoa, Azsa o ArcelorMittal «son sus únicos productores en España, por lo que su permanencia en nuestro país adquiere carácter estratégico».
Habida cuenta que en diciembre de ese año caducaban los contratos de suministro de energía, el entonces presidente asturiano insistía en la necesidad de «ofrecer contratos estables con precios similares a los de otros países europeos».
En esa línea, aconsejó la posibilidad de «utilizar como base alguna tecnología de producción de coste bajo, preferentemente en instalaciones ya amortizadas y que se consiguiese de la Unión Europea el reconocimiento de que este sector está entre los considerados con riesgo de fuga de carbono y, por lo tanto, no debe estar sujeto a la imputación de costes de CO2 a partir de 2013».
El 1 de marzo de 2012 ambos se entrevistaban en Madrid y siete días después Francisco Álvarez-Cascos recibía una carta en la que José Manuel Soria «coincidía» con sus reflexiones sobre los costes energéticos, señalando que «la solución debe pasar por la consecución de acuerdos que permitan seguir garantizando un precio razonable». El ministro señalaba que «debemos trabajar para lograr que la industria básica española cuente con un coste energético competitivo y un suministro de calidad dentro de un marco de racionalidad».
La conclusión de Álvarez-Cascos es que, a pesar de las declaraciones de José Manuel Soria, no se abordaron «los problemas de competitividad» de la industria asturiana.
«Sólo tienen cabida en las preocupaciones del gobierno de Rajoy el sector financiero y el automóvil. Los demás están abandonados a su suerte y castigados con unos costes de la energía que son un 30% superiores a sus competidores internacionales. Los riesgos de deslocalizaciones y de pérdidas de empleo se están convirtiendo en dramas reales en Asturias», concluyó.
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