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Miguel Loya, en el restaurante Balneario.
Muere Miguel Loya, uno de los grandes de la cocina asturiana

Muere Miguel Loya, uno de los grandes de la cocina asturiana

El emblema del Balneario y de la cocina asturiana falleció ayer en Salinas a los 63 años víctima de un cáncer

JOSÉ MARÍA URBANO

Viernes, 28 de noviembre 2014, 01:21

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La noticia triste que se esperaba ya desde hace unas fechas llegó ayer. Ha muerto Miguel Loya, el emblema de la cocina asturiana, el alma del Real Balneario, el primer restaurante en alcanzar una estrella Michelín en Asturias, y el mantenedor de una saga de cocineros que ya forman parte de las páginas de ese gran libro de honor en el que figuran solos los grandes de la gastronomía de este país. Miguel Ángel Loya García contaba con 63 años de edad -por su vitalidad contagiosa, pocos se los echarían- y fallecía a mediodía de ayer en su domicilio de Salinas, en donde desde hace días se esperaba el desenlace final de una lucha contra el cáncer que se había iniciado hace bastantes meses y que él había llevado con entereza y con coraje, dispuesto a plantarle cara a la adversidad.

Casado con Eva del Río González y padre de tres hijos, Miguel, Javier e Isaac, Miguel Loya había dedicado toda su vida al mundo de la gastronomía, heredando las claves de sus padres, Félix y María Luisa, los fundadores de una saga que ha logrado hacerse un hueco importante en la oferta de la restauración del Principado.

El cadáver de Miguel Loya fue trasladado a primera hora de la tarde de ayer al Tanatorio de Avilés, sala cuatro, en donde desde el primer momento la familia comenzó a recibir el pésame de cientos a de amigos y conocidos que quisieron mostrar sus condolencias por el que consideraban, además de un extraordinario profesional, una persona afable, respetuosa con todo el mundo, educada, a la que le salía la vitalidad desde el primer saludo. El funeral se oficiará esta tarde, a las cuatro y media de la tarde, en la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Carmen de Salinas.

Precisamente hoy estaba previsto celebrar en el Restaurante Real Balneario la entrega del premio que concede anualmente la Asociación Amigos de Salinas, en esta ocasión a la Confitería El Carmen. El acto ha sido aplazado, recordando la entidad organizadora que Miguel Loya había sido distinguido en su día con este galardón, formando él personalmente parte de la asociación.

Un apasionado de su trabajo

Miguel Loya nació en el seno de una familia que empezó en la gastronomía desde abajo, con sus padres trabajando en la afamada Casa Mingo de Madrid, antes de trasladarse a Avilés, empezar en la sidrería Santarúa, en Las Arobias, y dar el salto para crear uno de los primeros emblemas de la restauración asturiana: el San Félix. El restaurante que lo mismo atendió a los Reyes que a los Rolling Stones, hartó de langostas a Julio Iglesias o le preparó platos de pescado a Lola Flores. El mismo lugar en el que todas las comidas de empresa de los grandes conglomerados fabriles de esta ciudad y de esta comarca se celebraban allí. O el que mimaba a los novios para que su boda constituyera un día inolvidable.

Félix Loya y su esposa María Luisa (fallecidos el 14 de agosto de 2013 y el 18 de febrero de 2011, respectivamente) inculcaron en sus hijos el amor por la cocina, por la restauración y, sobre todo, el amor por una profesión exigente como pocas, en donde el cariño y la atención al público forman parte de la esencia de una labor diaria. Y en ese ambiente, un niño Miguel Loya, con trece años, era enviado por sus padres a Francia «a aprender». Y de aquellas estancias en el país de la gastronomía y del saber culinario por excelencia en el mundo, Miguel aprendió lo suficiente como para ser considerado con el tiempo uno de los mejores jefes de sala de este país.

En 1991 Miguel Loya lideró la gran aventura familiar y la que al final les hizo merecedores de la primera estrella Michelín que se concedía en el Principado. La apertura del Real Balneario de Salinas, primero en compañía de la familia Carreño y poco más tarde en solitario, supuso para esta familia el encontrar el buque insignia sobre el que ha ido pivotando todo el negocio familiar. El Restaurante San Félix sigue abierto, aunque tras la muerte de los patriarcas y de Julio, el otro hijo que acompañaba a sus padres y que murió con tan solo 54 años en 2010, se ha venido manteniendo un poco por preservar la memoria de sus fundadores. En el Balneario es Isaac, hijo de Miguel Loya, el que oficia como gran jefe de cocina, atendiendo también la empresa de catering que lleva el mismo nombre del restaurante. Su otro hijo, Javier, regenta establecimientos que tienen historia propia en el firmamento asturiano de la gastronomía, como Deloya, Avant Garde, Bistró, Lesibaris, Black Bar o Mestura.

En todos estos años Miguel Loya y su familia han recibido innumerables reconocimientos, homenajes y distinciones, entre otros, aparte de la estrella Michelín que sirven manteniendo año tras año, el Premio Nacional Marqués de Desio, de la Academia Española de Gastronomía, la Caldereta del suplemento Yantar de EL COMERCIO-LA VOZ o el premio de LA VOZ DE AVILÉS en 2009.

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