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Gómez de La Uz recibe el saludo de un compañero.
«Ganamos una batalla, pero no la guerra»

«Ganamos una batalla, pero no la guerra»

Muchos de ellos se fueron al bar más cercano a celebrar por todo lo alto «que el próximo año podremos seguir trabajando»

J. F. GALÁN

Miércoles, 24 de diciembre 2014, 00:17

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La buena noticia llegó vía whattsapp y la mucha angustia acumulada durante cerca de un mes se liberó mediante una potente explosión de alegría. 'Ea, Ea, Ea, Alcoa no se cierra', clamaron al unísono los aproximadamente 150 trabajadores de la multinacional estadounidense del aluminio que montaban guardia en el acceso principal a la planta avilesina. Unos reían, a otros les resbalaban las lágrimas por las mejillas y todos echaron manos de sus teléfonos para comunicar a sus familias la buena nueva: Alcoa no se cierra.

Apenas unos minutos después el acceso a la instalación fabril estaba desierto. Todos se fueron al más cercano bar, 'El peque', a celebrarlo, a liberar su angustia, a brindar por la continuidad, al menos durante 2015, de la actividad. Otros trabajadores, que estaban en sus casas o en cualquier otro lugar, no tardaron en desplazarse hasta la empresa y una vez allí, hasta 'El Peque'. Rubén González, padre de cuatro niños, Santiago Fraga, de dos, y Antonio López, soltero, llegaron juntos.

«Alivio es poco, ahora ya podremos disfrutar de la Nochebuena con tranquilidad», aseguraron, aunque acto seguido pusieron freno a su alegría. «En marzo o abril habrá una nueva subasta eléctrica, y no sabemos qué va a pasar. Además la empresa planea reducir gastos en dos millones de euros, y eso nunca es bueno, sobre todo cuando estamos a las puertas de negociar un nuevo convenio».

Los tres pusieron el dedo en la llaga. «La verdadera batalla está por librar. Lo importante es conseguir que la empresa invierta en la planta y para eso es necesario que se reforme el sistema energético. En los últimos años aquí no se ha invertido nada, solo se han puesto pequeños parches, y la tecnología es muy vieja. Si no hay inversión no hay futuro», sentenciaron. Con todo, estaban más que contentos. «Hasta después de Reyes vamos a tratar de olvidar esto y a celebrar que el año que viene podremos seguir trabajando», concluyeron, no sin antes «dar las gracias a toda la gente que nos ha apoyado, que ha sido mucha».

Ya en 'El Peque' la alegría rebosaba. «Nos ha tocado el gordo», clamaba Miguel Ángel Venegas, vecino de Oviedo y con diez años de antigüedad en la empresa. «Es la mejor noticia que podíamos recibir, y ha llegado en vísperas de Nochebuena. No, la verdad es que después de todos los palos que nos han dado no era demasiado optimista», admitió.

Entre los presentes estaban José Manuel Gómez de la Uz e Iván Manzano, sindicalistas de CC OO. Su discurso siguió idénticos derroteros. Primero, alegría. «Tras el silencio de la subasta las sensaciones no eran muy buenas, pero al final seguimos, que es lo importante», dijeron. Después, incertidumbre. «Esto no es más que un punto y seguido. No podemos seguir dependiendo de una subasta que es una lotería, ni Alcoa ni tampoco otras muchas empresas que, como la nuestra, son grandes consumidores de energía. Es necesario cambiar el sistema, y hacerlo ya. Esperamos que los políticos hayan tomado buena nota y actúen en consecuencia», dijeron.

En cambio Rubén Fernández, 10 años en la empresa, lo tenía claro. «Yo ya dije desde el primer momento que esto iba a cambiar bien. Estaba todo 'amagüestado'. Lo que quería la empresa era comprar energía barata a costa de hacer sufrir a los trabajadores», señaló.

Fermín Álvarez, José María Ramos 'El Francés', que pese a estar prejubilado se mantuvo a pie de obra con sus compañeros... Todos agradecieron la solidaridad, «el masivo apoyo de la sociedad avilesina y asturiana», y aunque estaban eufóricos, eran conscientes de que «hemos ganado una batalla, no la guerra».

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