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El científico Íñigo Losada, en segundo término, observa a Armando Arias, coordinador del Aula.
Meteorología, amiga y también destructora

Meteorología, amiga y también destructora

El doctor Íñigo Losada analiza los riesgos que el cambio climático plantea para el litoral global y asturiano

Borja Pino

Martes, 13 de enero 2015, 00:16

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Junto con la crisis global, el auge del terrorismo o los escándalos de corrupción en las clases dirigentes, el cambio climático se ha convertido en uno de los temas de conversación más frecuente. Las teorías sobre su magnitud y de sus efectos proliferan día a día, aunque no siempre sobre bases sólidas. Y para tratar de poner orden en ese maremagno de ideas, Íñigo Losada Rodríguez, catedrático de Ingeniería Hidráulica de la Universidad de Cantabria, acudió ayer al Centro de Servicios Universitarios. Su charla 'Riesgos extremos y cambio climático en la costa asturiana' marcó el inicio del segundo ciclo de conferencias 'Ciencia y Naturaleza', organizado conjuntamente por el Grupo Ornitológico Mavea y por el Aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS, patrocinada por Cafés Toscaf.

Como en tantas ocasiones precedentes, fue el coordinador del Aula, Armando Arias, quien se encargó de presentar al conferenciante ante el público, manifestando su esperanza de que «sus palabras sirvan para abrir un debate sobre una situación que, hace sólo veinte años, nadie imaginaba que llegaría a suceder». Acto seguido, el propio Losada tomó la palabra, y procedió a explicar todos aquellos impactos meteorológicos que sufren los distintos litorales del mundo, en especial el asturiano, influidos o no por la mano del hombre.

Con paciencia y didactismo, y siempre de pie frente al auditorio, el invitado inició su discurso describiendo algunos conceptos elementales, empezando por el de 'clima', entendido como el estado medio del tiempo meteorológico según la temperatura, la precipitación y el viento. Un término variable que, aclaró, «siempre se ha dado. El clima cambia mucho, generalmente debido a procesos naturales. Lo que sucede es que nuestras emisiones han generado un cambio paralelo».

A ese respecto, Losada resaltó que el riesgo se basa en tres factores básicos: peligrosidad, exposición y vulnerabilidad. «Sobre el primero es difícil incidir, pero los dos segundos dependen en buena medida de nosotros», apuntó. Y es que no son escasos los ejemplos de núcleos urbanos o negocios que se han erigido en zonas expuestas a los elementos naturales, y muy vulnerables. «No se trata de no hacerlo, sino de que asumamos el riesgo que se corre».

Sin embargo, la gran baza con la que se cuenta en la actualidad es que, por el momento, no se ha alcanzado un punto de no retorno. En consecuencia, el ponente invirtió una parte de su tiempo en enumerar cada una de las medidas que el ser humano puede tomar ante los efectos de la naturaleza, desde la inacción absoluta hasta la retirada progresiva tierra adentro, pasando por la elección de distintos elementos que permitan mantener o, incluso, avanzar la línea de costa.

En ese último aspecto, Losada citó algunas de las medidas que se han tomado hasta ahora en diferentes partes del mundo para tratar de ganar terreno a los mares. «En Asia, por ejemplo, es muy frecuente repoblar las zonas arrasadas con manglares», explicó. Y, en el caso de un espacio como la costa asturiana, podría ser viable «colocar de nuevo marismas, humedales y, sobre todo, playas. Las playas son una defensa natural contra los efectos del mar, pues sirven para que las mareas rompan. Y preservarlas no sólo responde a un interés turístico y comercial, sino que también es una buena manera de protegernos».

El doctor Losada puso punto final a su disertación incidiendo en que, más allá de la influencia de cualquier otro elemento, es el ser humano el que tiene en sus manos la decisión de qué planeta desea legar a las generaciones venideras. «El mundo se basa en un equilibrio entre el efecto de los cambios humanos y naturales frente a nuestra capacidad de adaptación a sus consecuencias. Y de nosotros depende elegir si esa capacidad será mayor o menor», concluyó.

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