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Un niño colabora, pala en mano, en la limpieza simbólica de las marismas junto a más de medio centenar de personas ayer en Maqua.
Maqua aspira a recuperar sus marismas

Maqua aspira a recuperar sus marismas

Sesenta personas inician de forma simbólica la restauración del enclave natural

José Fernando Galán

Lunes, 2 de febrero 2015, 00:53

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Únicamente aquellos que caminan por la séptima década de sus vidas o ya la han dejado atrás guardan una imagen de lo que fue en su día la ría. Era una zona de marismas que se extendían hasta las dunas de El Espartal, sumando entre ambas una extensión de más de catorce kilómetros cuadrados. Aunque la desecación de la ría ya había comenzado en el siglo XIX, fue en la segunda mitad del XX, con la implantación de la moderna industria, cuando el proceso se aceleró. Así, a día de hoy queda poco más que un kilómetro y medio cuadrado de aquellas marismas y dunas repartidos en dos zonas, las dunas de El Espartal y la ensenada de Llodero y la charca de Zeluán, en la margen derecha de la ría, declarados monumento natural.

El grupo ornitológico Mavea lanzó en 2010 un proyecto encaminado a recuperar un vestigio lo que en su día fueron las marismas de Maqua, unas diez hectáreas de terreno que se extiende en la margen derecha de la ría, en los términos municipales de Avilés y Gozón, a las puertas de Zeluán. El objetivo es ambicioso, convertir una zona absolutamente degrada, sepultada por toneladas de material de relleno y plagada de especies invasoras en una marisma de alto valor ecológico que se comunique y complemente con el Monumento Natural de la Ensenada de Llodero, paraje que en los últimos años ha vuelto a convertirse en lo que siempre fue, una zona de paso y descanso para miles de aves migratorias en su ir y venir entre el Norte de Europa y África.

La propuesta de Mavea recibió una cálida acogida por parte de numerosos colectivos, principalmente conservacionistas, que dio paso a una plataforma por la recuperación de las marismas de Maqua, en la que a día de hoy se integran una veintena de colectivos. El proyecto también fue bien recibido por las administraciones, incluida la Dirección de Costas del Estado, responsable en última instancia, pero hasta el momento la cosa se ha quedado ahí, sobre el papel.

Ayer, pese a que el tiempo no invitaba, unas sesenta personas armadas con palas, azadas y otras herramientas se pusieron manos a la obra. Y no solo pertenecían a la mencionada plataforma. También había algunos vecinos de Zeluán, especialmente bien recibidos. Se trataba, lógicamente, de un acto simbólico. Desplegaron sus pancartas, en las que pedían el inicio de los trabajos de restauración, y se pusieron manos a la obra, a desbrozar.

Lagunas

Básicamente el proyecto contempla retirar los rellenos y dejar una laguna de agua dulce y otras intermareales, que se comunicarían con la ensenada a través de varios conductos que pasarían bajo la actual carretera que conduce hacia la península de Nieva. Este espacio se comunicaría a su vez con el río Vioño, a través de varios canales abiertos a lo largo de su cauce, de manera que se obtendría un espacio de agua salobre, especialmente rico por la variedad y cantidad de organismos animales y vegetales que albergaría.

La laguna de agua dulce se situaría en la parte más alejada de la ensenada, y recogería las aguas del arroyo que baja del pueblo de Llodero. El proyecto se completaría con una reforestación a base de especies apropiadas y el trazado de una red de senderos peatonales, con puntos de observación y un centro de interpretación. La actuación se desarrollaría íntegramente sobre terrenos incluidos en el deslinde aprobado por la Demarcación de Costes y, según destaca Mavea, redundaría en un importante incremento de la biodiversidad de la ría de Avilés.

La zona de Maqua y Llodero está incluida en la zona de especial protección de aves Cabo Busto-Luanco. Allí es fácil ver diferentes especies, y no solo limícolas, también predadores como el halcón peregrino, además de invertebrados, peces, anfibios, reptiles y plantas de especial interés. «Lo único que pretendemos es recuperar una pequeña parte de lo que un día fue una gran marisma. El coste no sería muy elevado, pero los beneficios sí», manifestó una de las personas que iniciaron ayer la ardua tarea, aunque solo sea de forma simbólica.

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