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L. V.
Miércoles, 1 de abril 2015, 00:14
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Los cofrades de la cofradía del Santísimo Cristo de Rivero y San Pedro Apóstol protagonizaron ayer la procesión de San Pedro como marca la tradición, con su túnica blanca, capuchón de raso rojo, el cíngulo de esparto y una cruz de madera grabada con las llaves del apóstol entre sus manos. Como cada Martes Santo, la procesión de San Pedro se hizo con las calles del centro histórico hasta la iglesia de San Nicolás de Bari y de ahí vuelta a la capilla de Rivero seguidos por numeroso público.
Los claveles rojos y blancos, colores de la cofradía, adornaban los pasos de las dos imágenes, que hicieron a su vez todo el camino acompañadas por cientos de flashes de las cámaras de todo aquel que quería llevarse un recuerdo de la procesión. A las ocho y media también comenzaron a sonar los tambores a los que hacían paso los integrantes de la cofradía.
Los cofrades salieron portando los pasos de San Pedro y Jesús Atado a la Columna Azotado por los Judíos. La procesión partió desde la capilla del Santísimo Cristo de Rivero, con el paso de San Pedro en primer lugar, en actitud suplicante, de perdón y arrepentimiento, y con una llave pendiendo de su cintura. Detrás marcha, también tirado con ruedas, el paso de Cristo Atado a la Columna mientras es azotado por dos sayones, escenificando el episodio del segundo misterio doloroso, el de la Flagelación. Una procesión de recogimiento que finalizó en el punto de partida, en Rivero.
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