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LAura MArtínez, en el centro, antes de comenzar el juicio.
El Niemeyer y la adjudicataria de su hostelería se cruzan acusaciones por impagos

El Niemeyer y la adjudicataria de su hostelería se cruzan acusaciones por impagos

El abogado de la Fundación, Ángel Bernal, asegura que Enrique Martínez Ondina «no ha pagado ni un solo euro» desde que se hizo cargo del servicio, ni tampoco aportó factura alguna

EFE

Jueves, 17 de diciembre 2015, 17:21

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La Fundación Oscar Niemeyer, de Avilés, y la empresa adjudicataria del servicio de hostelería se han cruzado hoy acusaciones por supuestos impagos de una y otra parte, en el transcurso de un juicio que ha tenido lugar en Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 7 de Avilés.

La Fundación, representada por el letrado Ángel Bernal, ha formulado una demanda pidiendo la resolución del contrato por el supuesto impago de unos cánones contra Enrique Martínez Ondina, titular de la empresa adjudicataria del servicio de hostelería, que su vez pide que se le abonen unos 90.000 euros por diversos conceptos.

Gabriel Giraudo, letrado del hostelero, ha explicado que su defendido no ha podido acudir al juzgado por estar de baja laboral, precisamente debido esta situación, aunque sí ha estado presente su hija Laura Martínez.

Giraudo ha tratado de poner de manifiesto que las instalaciones que están sujetas al contrato -básicamente la cafetería del centro y, sobre todo, la Torre-mirador- no estaban acondicionadas para ofrecer un óptimo servicio.

«Los desperfectos han sido continuos, como también la falta de mobiliario, y el canon no se ha pagado, no porque Enrique no haya querido si no porque ha tenido que satisfacer importantes cantidades de dinero (hasta 90.000 euros) para reformar y para subsanar las deficiencias», ha explicado el letrado.

El contrato consiste un canon fijo de unos 20.000 euros al año, más un otros dos variables de un tres por ciento sobre la cifra del negocio y veinticinco de los beneficios, que el adjudicatario estaría dispuesto a pagar, una vez que se le abone lo invertido en los diferentes arreglos. La cafetería del centro tiene problemas en sus instalaciones eléctricas y en las campanas extractoras de humo que en algunos casos hizo saltar la alarma, según la defensa de la hostelería. Los mayores problemas se detectan en la torre-mirador, dotada de restaurante y cocina, que sufre inundaciones por los problemas en los desagües, y su ascensor llegó a tener más de treinta averías.

Giraudo ha hecho ver que el diseño de Oscar Niemeyer para la escalera de caracol plantea serios inconvenientes para las personas con problemas de movilidad, lo que, junto a las averías en el sistema eléctrico, hizo que el negocio se resintiera, provocando cancelaciones de reservas en algunos casos.

Durante casi cuatro horas, han comparecido testigos que aportaron datos y versiones sobre los diferentes hechos, que han puesto de manifiesto que desde un principio había problemas que terminaron afectando incluso al plano personal, como ha reconocido Borja Ibaseta, coordinador de actividades del Centro.

Además de Ibaseta, ante el titular del juzgado, Joaquín Colubi, comparecieron varios testigos que ofrecieron sus versiones sobre el cumplimiento del contrato, como el actual director del complejo, Carlo Cuadros; la ex secretaria de la Fundación Pino del Río, o el ex viceconsejero de Cultura y vocal de la Fundación Alejandro Calvo, entre otros.

El encargado del mantenimiento de las instalaciones, Eloy Uría, también ha testificado y ha explicado cómo en varias ocasiones fue requerido su servicio por un problema en el suministro eléctrico de la cafetería cuya solución se limitaba a mover una palanca del cuadro de mandos.

En otras ocasiones saltó la alarma contraincendios y resultaba ser, según dijo el encargado de mantenimiento ante el juez, que los empleados se habían olvidado de encender las mamparas extractoras de humo.

También ha explicado que en alguna ocasión halló estropajos en los conductos de los desagües que podrían ser el origen de los problemas que tenía la Torre.

En una ocasión, el encargado de mantenimiento decidió mover el lavavajillas de lugar, para impedir los atascos y cuando se enteró de ello Enrique Martínez Ondina, «se puso hecho un fiera» y «con un cuchillo en la mano se dirigió a la plaza diciendo que iba a matar a alguien», ha declarado el responsable de la empresa de mantenimiento.

En sus conclusiones, el abogado de la Fundación, Ángel Bernal, ha dicho que está probado que Enrique Martínez Ondina «no ha pagado ni un solo euro» desde que se hizo cargo del servicio, ni tampoco aportó factura alguna, hasta este momento. Lo habría hecho ahora, «ya a toro pasado».

Para Bernal, la prueba de que todo estaba perfecto es que el anterior adjudicatario, el cocinero Koldo Miranda, no tuvo ninguno de eso problemas durante su etapa y, de hecho, optó a continuar en el concurso que finalmente ganó Martínez Ondina.

Por su parte, Gabriel Giraudo ha concluido que ha quedado claro que su defendido es un «buen pagador» y que desde el principio se le pusieron trabas e impedimentos para el ejercicio de sus funciones.

Una de las trabas fue, según ha explicado, subir el sueldo a los catorce trabajadores a que estaba obligado a subrogar, uno de los cuales pasó de cobrar 3.000 euros, doblar esa mensualidad antes del traslado del servicio.

El caso quedó listo para sentencia y, mientras tanto, el actual adjudicatario seguirá al frente de las instalaciones de cafetería y restaurante.

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