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El wifi, ese gran problema

José María Urbano

Sábado, 19 de diciembre 2015, 19:01

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Primero fueron las tabletas en los colegios avilesinos para los más pequeños y los «peligros» que conllevaban, aparte del «descaro» de la empresa que los comercializa, que «sólo se dedica a su negocio». Y ahora los grupos municipales de IU, Ciudadanos y Ganemos presentan una moción al próximo Pleno para adherirse a la Resolución 1815 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa sobre «los peligros potenciales de los campos electromagnéticos y sus efectos sobre el medio ambiente». La moción señala que «queremos manifestar nuestra profunda preocupación por el hecho de que recientemente se han comenzado a utilizar tablets e infraestructuras inalámbricas en las guarderías municipales» de Avilés.

La moción finaliza pidiendo a la Consejería de Sanidad del Principado la realización de un estudio de niveles de exposición a campos electromagnéticos (tanto de radiofrecuencias, como de extra baja frecuencia) en espacios sensibles del concejo de Avilés.

Los grupos municipales son muy libres de presentar las mociones que deseen y orientar como les parezca su labor en el Ayuntamiento, pero no deja de sorprender el alcance de sus preocupaciones desde que tomó posesión la nueva Corporación el pasado mes de mayo. Asistimos en ese sentido a una política de «titulares», que esconde en muchas ocasiones la falta de preparación, el desconocimiento de la ciudad en la que se desempeñan y, también en ocasiones, el poco afán por el trabajo.

Ahora tocan las tablets y la «gran preocupación» que detectan en Avilés sobre el efecto de la radiación electromagnética en las guarderías y los colegios por la utilización de esos dispositivos por parte de los alumnos en las aulas. Tampoco en esta ocasión estos grupos descubren la pólvora, aunque algún concejal lo crea con algunas de sus propuestas. Ya hace años que algunos movimientos, sobre todo en Cataluña, denunciaron las posibles consecuencias de la utilización de teléfonos móviles y los routers de los wifis para la salud de las personas y sobre todo en niños.

Y precisamente porque este es un asunto universal, ha habido estudios exhaustivos que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha cifrado en más de 25.000 artículos en los últimos treinta años, concluyendo que la evidencia actual no confirma la existencia de consecuencias para la salud de la exposición a campos electromagnéticos de bajo nivel, como son los de los teléfonos y el wifi, ni influye para nada en enfermedades como el cáncer, ni en las embarazadas, ni en los niños, ni produce cataratas, ni hipersensibilidad magnética.

El Consejo de Europa lo que hace es recomendar una exposición a este tipo de ondas tan baja como sea posible, siguiendo el principio de precaución y el que dicta el sentido común: no estar pegado a un router de wifi y no abusar de la utilización de todos estos dispositivos , pantallas de ordenador incluidas.

La propia OMS puso en marcha el proyecto internacional CEM, que reúne los conocimientos actuales y los recursos disponibles de las agencias internacionales y nacionales e instituciones científicas y la conclusión fue que no existe ninguna evidencia de un riesgo potencial.

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), dependiente de la OMS, incluyó las radiaciones electromagnéticas de estos dispositivos en el grupo 2B, correspondiente a aquellos agentes «posiblemente cancerígenos», un grupo en el que figuran, al mismo nivel, el café o los encurtidos. Todos los estudios coinciden en que estos dispositivos, de utilización común en la sociedad actual, desprenden muy baja energía. Y se señala que mientras que con una radiografía estamos expuestos a 124 eV (electrón-voltio), un móvil emite 0,000008 eV, lo que supone una millonésima parte de lo mínimo necesario para comenzar a preocuparnos.

También la OMS sostiene que la mayor parte de la energía que desprenden estos dispositivos es absorbible por la piel y otros tejidos superficiales, de modo que el aumento de temperatura en el cerebro o en otros órganos del cuerpo es insignificante, señalando además que la exposición de un router wifi o un portátil es mucho más baja que la de un teléfono móvil.

Si los concejales de IU, Ciudadanos y Ganemos hubiesen profundizado un poco en este asunto -aunque en su moción ya piden que sea el Principado el que haga el trabajo-, a lo mejor nos evitaría a todos que Avilés vuelva a aparecer, dado el nivel de nuestras preocupaciones, al menos las de algunos de nuestros representantes, como la Arcadia feliz.

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