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Diez voluntarios y diez participantes se beneficiaron de las clases de surf adaptado este fin de semana.
Surfeando contra la discapacidad en Castrillón

Surfeando contra la discapacidad en Castrillón

La Fundación Deporte&Desafío y Telefónica imparten un curso de surf adaptado en las playas del concejo

SHEYLA GONZÁLEZ

Lunes, 25 de julio 2016, 00:43

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Subirse a la tabla y disfrutar del mar y sus olas es una pasión sin barreras. Así lo demostraron durante este fin de semana una decena de personas con diversas discapacidades que, dejando fuera sus miedos, participaron en un curso de surf adaptado en las playas de Castrillón. La iniciativa nace de las Fundaciones Deporte&Desafío y Telefónica, que cada año acercan un deporte a aquellas personas que lo tienen más difícil.

La escuela Rural Surf de Naveces fue la encargada de las clases teóricas y prácticas, mientras que una decena de voluntarios de Telefónica fueron los encargados de ayudar a los discapacitados a enfundarse su traje de neopreno y a subirse a la tabla para disfrutar. «Todos los años apostamos por un deporte, este año nos decantamos por el surf y escogimos Castrillón porque Rural Surf ya había trabajado en anteriores ocasiones con personas con discapacidad», cuenta Irene Yepes, coordinadora del curso. Fue un acierto. «Las clases no pudieron salir mejor», aseguró ayer .

Los participantes, de entre 20 y 35 años, provenían de Madrid, excepto un sevillano, y no dudaron en dejarse llevar por la magia del surf. «Cada caso es particular, no es un grupo homogéneo de discapacidades por lo que las clases e indicaciones tuvieron que adaptarse a las necesidades de cada uno de ellos», indicó la coordinadora.

Aunque subirse a la tabla y ponerse de pie sobre ella es algo básico en la práctica de este deporte, este fin de semana se pretendía sobre todo «quitarles el miedo, darles seguridad y que vieran que ellos podían practicar surf sin problemas», comentó Yepes. Entre el grupo había personas con discapacidad intelectual, una persona ciega, un lesionado medular y otra con politraumatismos en las piernas. «Los voluntarios tuvieron un papel clave en el curso, ya que «sin ellos no se podría llevar a cabo» porque algunos de los participantes necesitaban compañía constante, como el caso del participante ciego. Además, hubo que adaptar alguna tabla para que se pudieran agarrar a ella las personas que no podían caminar», explicó la coordinadora.

Además de las clases de surf realizaron visitas culturales y practicaron paddle-surf en torno a la isla de La Ladrona. «Queríamos que fuera un fin de semana completo y lo hemos logrado», comentó Yepes.

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