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Departamento de armas requisadas en las dependencias del Cuartel de la Guardia Civil de Bustiello.
La Guardia Civil constata un aumento del número de licencias y armas en Avilés

La Guardia Civil constata un aumento del número de licencias y armas en Avilés

En la Intervención de Armas del cuartel de Bustiello se guardan unas 400 armas, principalmente rifles y escopetas

Cristina Del Río

Domingo, 7 de agosto 2016, 01:04

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Florente Hernández, condenado por un jurado popular a doce años de cárcel por el asesinato a tiros de Francisco Jiménez Vargas 'Nano' en 2013, declaró en el juicio celebrado el pasado mes de mayo en la Audiencia Provincial que tenía en su domicilio hasta cinco armas, entre escopetas, rifles y pistolas, porque practicaba tiro olímpico. Todas ellas eran legales, y Hernández había obtenido el preceptivo permiso de la Guardia Civil para tenerlas.

Como él, varios miles de ciudadanos de la comarca que incluye los concejos de Avilés, Corvera, Castrillón, Luanco, Soto y Llanera cuentan con alguna de las 5.513 licencias que se encuentran en vigor a día de hoy para disponer de un arma de fuego legal. Son 135 más que hace una década y la mayoría, como entonces, pertenecen a aficionados a la caza, tanto menor como mayor, que se decantan preferentemente por armas largas, escopetas y rifles. Estas son también las tipologías que más abundan en la sala que la Guardia Civil reserva en su cuartel de Bustiello para custodiar las de aquellos que no han renovado su licencia o las requisadas por infracciones. Además, a disposición de las distintas autoridades judiciales hay 75 armas de fuego entre cortas y largas, blancas, detonadoras y simuladas. Y otras 42 a disposición de las distintas autoridades administrativas.

En una pequeño cuarto de apenas cinco metros cuadrados se acumulan unas cuatrocientas escopetas y apenas unas decenas de pistolas en cajas. Las rodean archivadores con unos 7.900 expedientes que contienen los datos de todos aquellos que tienen o han tenido un arma, sea legal o no, porque en esta documentación en papel también se incluye la de quienes han sido pillados sin el preceptivo permiso.

Hacerse con una licencia y con un arma no es difícil siempre y cuando se justifique su posesión y se pase un informe de aptitud. Estos se realizan en centros autorizados, los mismos en los que se llevan a cabo las pruebas para sacar el carné de conducir. Con estos papeles en la mano, el trámite en las dependencias de la Benemérita es prácticamente protocolario. En la compañía de Avilés trabajan cuatro agentes que expiden las licencias por cinco años, generalmente, salvo armas cortas, de defensa personal o de tiro deportivo que se tienen que renovar cada tres años.

Tiradores con un arma

Cuando el permiso está próximo a caducar, desde la Intervención de Armas se recuerda al interesado la circunstancia para que, si lo desea, renueve la licencia. Los agentes no pueden precisar cuántas son las personas que en Avilés, Castrillón, Corvera, Llanera, Luanco y Soto dispone un arma de fuego pero aventuran que será un número próximo a las 5.513 licencias. Se dan casos de tiradores con un par de ellas «pero no es lo habitual».

Sean cuatro mil o cinco mil, entre todos poseen 8.571 armas, 83 más que hace una década, y la mayoría, como entonces, en manos de cazadores. Según los datos facilitados por la Guardia Civil, en los últimos tres años ha habido un aumento de las armas para caza mayor (escopetas y carabinas), de las tiro deportivo y del personal de vigilancia y seguridad.

En la compañía de Avilés se tienen controladas 6.683 armas largas rayadas de calibre 5,6 milímetros, de las que 6.318 son escopetas y 365 son carabinas. Son las que requieren una licencia de tipo E. De las de tipo D, armas largas rayadas para caza mayor, se encuentran expedidas 910 licencias, muy lejos de las 3.724 de la anterior, con 997 armas registradas.

Los otros dos grupos importantes en la estadística, pero a gran distancia de los cazadores, son el integrado por los federados en la práctica de tiro deportivo y el del personal de vigilancia y seguridad. En ambos casos, impera el arma corta. Los primeros son 242 personas que cuentan con 552 armas, 542 de ellas cortas. Son algunos menos que los 291 vigilantes y agentes de seguridad que solo tienen registradas 33 armas cortas y siete largas.

El resto de armas hasta las 8.571 totales se dividen entre las de coleccionistas (27), las habilitadas para facilitar la captura o el control de animales (4) y las defensa personal, que «son las más restringidas», según informa la Guardia Civil. «Aquello de que los joyeros y directores de banco tenían un arma se fue eliminando y ahora solo se le concede permiso a aquellas personas que puedan acreditar una necesidad», es decir, gente que por su trabajo o posición sufre un riesgo manifiesto de ser víctima de un ataque. En la zona, hay 34.

El género que está detrás de todos estos números es en un 95% masculino, tal como confirman los agentes que día sí y día también tratan con ellos en el cuartel. Los menores también pueden tener arma para competición si cuentan con permiso paterno. En la compañía de Avilés no superan los siete.

De todo este conjunto de escopetas, carabinas, rifles, pistolas y demás, «el único que no se puede llevar por la calle son las pistolas detonadoras». Son réplicas y son de fogueo, por lo tanto no se necesita permiso para su posesión, pero por su similitud con las de fuego pueden inducir a error y causar alarma, de ahí que esté prohibido portarlas, con la consiguiente intervención y denuncia contra la seguridad ciudadana.

Autorizaciones

Aunque los trámites se realizan siempre en dependencias de la Guardia Civil, no siempre es este cuerpo el que concede propiamente el permiso para poseer un arma. En función del tipo, lo hace la autoridad civil o militar habilitada «en función de su peligrosidad». Por ejemplo, para una pistola de tiro olímpico sí tiene que dar el visto bueno el director de la Guardia Civil, y para un rifle de caza, el coronel de la zona. Sin embargo, para un rifle es la Delegación de Gobierno, y en el caso de una carabina, la tarjeta de armas la expide el alcalde del ayuntamiento correspondiente. Esto también varía en función de la zona.

La Guardia Civil explica que el permiso para tener una escopeta lo concede la Delegación de Gobierno «pero aquí en Asturias la función está delegada en el jefe de la comandancia». Asimismo, son las mismas autoridades que la conceden quienes deben revocarlas en caso de sanción. A pesar de estas miles de armas legales, la única preocupación para el instituto armada son las ilegales, las únicas no registradas y en manos, casi siempre, de gente de dudosa reputación.

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