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Un abuelo le enseña a su nieta una res de la raza Parda Alpina.
Los bajos precios de la leche y la carne llevan a los ganaderos a subsistir «por afición»

Los bajos precios de la leche y la carne llevan a los ganaderos a subsistir «por afición»

El Concurso de San Agustín reúne a 538 reses, además de asturcones, animales de granja y exóticos

J. F. GALÁN

Viernes, 26 de agosto 2016, 04:45

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«Las vacas no son rentables. Estamos aquí por tradición y por afición, no por dinero», lamenta Yolanda García, propietaria de una de las pocas ganaderías que perviven en Avilés. Acude al 134 Certamen de Ganado San Agustín con diez, «seis alpinas y cuatro asturiana de los valles», todas de carne, y sus palabras resumen el sentir mayoritario entre los 108 ganaderos que participan en el certamen, el más antiguo de España.

Instalado en el pabellón de exposiciones de La Magdalena, recinto que antaño acogía el mercado semanal de ganado más importante de Asturias, se inauguró ayer jueves y se prolongará hasta el domingo. Abre al público de diez de la mañana a diez de la noche, con acceso gratuito, y además de ganado bovino -538 vacas, casi todas de carne, y toros- también hay 42 asturcones y una amplia variedad de animales de granja, desde gallinas a ovejas, conejos, cabras o avestruces. La oferta se completa con un apartado de mascotas exóticas, la exposición 'Las razas autóctonas de Asturias, 40 años para su recuperación', y un programa de actividades paralelas.

Yolanda García representa a la quinta generación de una familia ganadera de San Cristóbal, la familia García Castillo. «Ahora ya solo tenemos veinticinco vacas de las razas parda alpina, frisona y asturiana de los valles, pero hemos suprimido el ordeño, salvo para consumo de los terneros». El bajo precio del litro, unos 28 céntimos, hace que producir leche «resulte imposible», aunque el de la carne tampoco es demasiado atractivo, «del orden de 3,5 euros el kilo, igual que hace quince años. Mejorar las instalaciones tampoco resulta viable, así que lo que te queda es reducir ganado y compaginar la ganadería con otro trabajo», concluye.

Adrián Iglesias es ingeniero de caminos y «de momento también ganadero», igualmente por tradición familiar. «Tenemos fama de quejicas, pero es que nuestra situación es agónica. Para vivir de la leche hay que tener muchas cabezas y muy buenas instalaciones. La carne compensa, pero la base de la ganadería, lo que genera ingresos diarios, es la leche, y con el precio que se paga ahora no se puede». Él tiene 180 vacas en Llanera, de leche y de carne a partes iguales. «La última es que la consejería nos dice ahora que en 2015 nos pagó de más en concepto de una subvención y que nos descontará la diferencia en la de este año. Lo que no entendemos es que si el fallo fue de ellos, ¿por qué tenemos que pagarlo nosotros?», se pregunta. En su misma situación se encuentran unos 5.000 ganaderos y agricultores que verán reducida este año su subvención en una media de 200 euros.

Al precio de la leche y de la carne se unen los estragos que causa el jabalí en pastos y en cultivos de cereales que, como el maíz, sirven de alimento al ganado y los ataques del lobo. «A mí me mataron un xato la semana pasada. Hay muchos, y bajan hasta Oviñana», asegura Armando Martínez, de la ganadería Casa El Xiruco, de Brañaseca, un pequeño pueblo del interior de Cudillero. Acude a la feria con diez cabezas, todas de carne. «Hay que abaratar costes. Mi abuelo vendía los xatos a mejor precio que yo. Entra mucha carne de fuera, sobre todo de Irlanda, y tira los precios».

Marta Vega también es avilesina, si bien tiene su ganadería en Gozón y en Illas, cuarenta cabezas en total, todas de carne, incluidos bueyes. Además de ganadera trabaja en un supermercado. «Sigo en esto por pasión, no por rendimiento económico, y sobre todo por mi hija Ainhoa», una niña de cuatro años que padece síndrome de Rett, enfermedad congénita con compromiso neurológico que afecta aproximadamente a un niño de cada 10.000 y se manifiesta en forma de retraso grave en la adquisición del lenguaje y de la coordinación motriz.

Ainhoa ha encontrado su mejor terapia en 'Gandul', un formidable toro de la ganadería materna. «La conexión entre ambos es inexplicable. Monta en su grupa, incluso se ha llegado a dormir sobre ella. No puedo decir lo que mi hija piensa porque por desgracia no me lo puede decir, pero cuando está con Gandul es feliz. Se pasa las tardes con él», celebra la madre. Marta Vega es la secretaria de la asociación Retando al síndrome de Rett y su hija recibirá en la jornada de hoy viernes, Día de la Caja Rural de Asturias, uno de los nombramientos del certamen.

El programa también incluye dos concursos, uno infantil de dibujo y pintura y otro de arrastre de bueyes, a partir de las seis de la tarde en la pista verde exterior. En el apartado competitivo es el turno de la calificación del ganado de la raza asturiana de la montaña, desde las nueve y media de la mañana hasta las tres de la tarde.

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