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Miles de personas lanzan al aire sus polvos de colores durante una de las actuaciones en la tarde de ayer en la plaza del Centro Niemeyer.
La Holi Party triunfa entre el caos

La Holi Party triunfa entre el caos

10.000 personas disfrutan de la fiesta pese a las interminables colas originadas por el control de acceso

BÁRBARA MENÉNDEZ

Domingo, 28 de agosto 2016, 01:15

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El férreo control de acceso de menores a la Holi Party se presentaba ayer como la gran novedad de esta tercera edición del festival de colores en Avilés. La identificación de los asistentes por franjas de edad mediante pulseras prometía controlar la venta de alcohol y reforzar la seguridad, pero esta decisión acabó condicionando la fiesta e indignó a las miles de personas que desde antes de las cinco de la tarde se empezaban a congregar en las inmediaciones del centro cultural.

Colas de más de dos horas para acceder al recinto desesperaron a los niños y, sobre todo, irritaron a sus acompañantes. «Esto es una vergüenza, compré las entradas hace tres semanas y ya tenía preparada toda la documentación necesaria, pero ahora me veo aquí tirada con ocho niños y sin ni siquiera una botella de agua porque no se pueden meter bebidas», comentaba Natalia Martínez, vecina de Avilés. Esta madre era una de las numerosas personas que, tras pedir explicaciones a los operarios del centro, rellenaron una hoja de reclamaciones.

Las insistentes quejas poco sirvieron para agilizar el proceso. Tres horas después del comienzo de la fiesta con la actuación del DJ J_Malevo para las pocas personas que habían conseguido entrar, las colas continuaban extendiéndose hasta el puente de San Sebastián y, en muchos momentos, invadiendo el paseo de la ría. La dirección del Centro Niemeyer, ante tal panorama, decidió poner a trabajar a más de una decena de personas en el reparto de pulseras. Incluso se pudo llegar a ver al gerente y al director del equipamiento manos a la obra para intentar solventar el caos en los accesos.

Fue un serio percance que debería haberse previsto ante los nuevos controles y que deslució la Holi Party, sobre todo en su inicio y para las familias que querían acceder con niños pequeños a pasar las primeras horas del festival. Algunos decidieron incluso renunciar a sus entradas ya compradas e irse a sus casas. «Puedo asegurar que las hojas de reclamaciones se estaban acabando ya a las seis de la tarde», comentaba Natalia Martínez, quien como muchos otros padres tuvo que cambiar sus planes para que sus hijos pudiesen disfrutar un rato más de la fiesta -según el programa estaba previsto que concluyese a las dos de la madrugada-.

A última hora de la tarde los accesos empezaron a descongestionarse, en parte gracias a que el público comenzaba a ser mayor de edad y sólo se tenía que controlar su entrada y DNI. Los menores de 18 años tenían que presentar, sin embargo, la autorización y fotocopia del documento identificativo de su tutor legal y los menores de catorce tenían que ir acompañados obligatoriamente por un adulto.

La venta de alcohol estaba totalmente prohibida para los menores de edad, aunque muchos tiraron de picardía para beber fuera del recinto, sobre todo en el parque de El Muelle y en la plaza de Santiago López. La Policía Local desalojó ambos botellones a media tarde.

Éxito de afluencia

Tras el enfado inicial, los asistentes disfrutaron de la Holi Party en un ambiente similar al de las dos ediciones anteriores. La organización cifró finalmente el número de asistentes en 10.000, número que desde un principio se había fijado como tope para la venta de entradas. Las 9.000 entradas de la preventa se agotaron el viernes y las restantes se vendieron el mismo sábado durante la celebración del evento.

Como ya ocurrió en las pasadas ediciones, un considerable porcentaje de asistentes provenía de otros puntos de la región. Esther Gómez y Carmen Norniella, dos jóvenes de Oviedo de 17 años, acudían a la Holi Party por primera vez. «Algunos amigos ya han estado y nos han dicho que es muy divertido, por eso hemos venido a probar», comentaban. Una de ellas aseguraba conocer a gente que llevaba todo el día haciendo cola, lo que en un principio podría parecer exagerado pero, vistas las aglomeraciones, podría haber sido una decisión muy acertada.

Ramón Noguera, promotor del evento, reconoce que en cuanto se les propuso hace tres años el Centro Niemeyer para la celebración de la Holi Party aceptaron encantados. «El objetivo a largo plazo es que el festival adquiera una dimensión incluso mayor, porque además consideramos que es muy bueno para Avilés», admite. Según Noguera, esto se conseguiría con «más apoyo» y trayendo a artistas de talla internacional, pero mantener a la vez la confianza en los músicos principiantes como ahora.

Pese a la sensación generalizada de que es una fiesta adolescente, el evento también encuentra el respaldo de otro tipo de público. Carmen Zurita y Alberto Menéndez, pareja y padres de un bebé de apenas nueve meses, disfrutaban ayer del ambiente de la Holi Party a primera hora de la tarde y sin adentrarse en la multitud por la seguridad de su hija. «No habíamos venido antes y pensamos: ¿por qué no ahora? Así que compramos las entradas hoy mismo y entramos a probar», explicaba la madre 'primeriza'.

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