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C. DEL RÍO
Viernes, 18 de noviembre 2016, 04:28
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Seis años y tres meses de internamiento en centro psiquiátrico y quinientos metros de alejamiento de sus padres durante seis años. Fue la pena acordada ayer por las partes, en la Audiencia Provincial, para J. A. G. por un delito de homicidio en grado de tentativa (cinco años y el alejamiento) y otro de amenazas (un año y tres meses). El centro psiquiátrico en el que será ingresado el procesado, actualmente internado en la cárcel de Villabona, quedará establecido en la ejecución de sentencia, según precisaron los abogados, que coincidieron en que en España hay pocos equipamientos para acoger a este tipo de internos.
El Ministerio Público considera que, en el momento de los hechos, el procesado tenía totalmente anuladas sus facultades, debido a diferentes alteraciones mentales que padece y a un trastorno psicótico agudo por consumo de tóxicos.
La Fiscalía relataba en su escrito que, en hora y fecha no determinada del mes de diciembre de 2014, pero en todo caso antes del día 15, el procesado se reunió en Pravia con sus padres, con los que no convivía, para que le acompañasen a recoger unos enseres depositados en un trastero propiedad de la familia.
Ante la negativa de sus progenitores, el procesado esgrimió contra ellos una pistola de fogueo que llevaba consigo. El padre se abalanzó entonces sobre el procesado, iniciándose un forcejeo entre ambos, en el curso del cual se produjeron dos detonaciones, hasta que el progenitor logró finalmente hacerse con el arma.
Posteriormente, sobre las cinco de la tarde del 15 de diciembre de 2014, el procesado se dirigió hacia el lugar de trabajo de su padre, en Avilés.
Puñalada y amenazas
Una vez allí, según el relato de la Fiscalía, cogió un cuchillo de cocina, se abalanzó sobre su progenitor y le asestó una puñalada en la región retroauricular izquierda, al tiempo que profería amenazas de muerte. El procesado fue reducido por trabajadores de la empresa presentes en el lugar. La víctima sufrió lesiones de las que tardó en curar diez días y le quedó una cicatriz de cuatro centímetros en la región temporal izquierda de escaso perjuicio estético.
Según el Ministerio Público, en el momento de la comisión de los hechos, el procesado fue diagnosticado de trastorno límite de la personalidad, trastorno de ansiedad generalizada y depresión, trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad y de trastorno debido al consumo de cannabis.
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