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Marcas de derrape en el aparcamiento de la calle Somaly Man, enfrente del tanatorio.
Los vecinos de las Campas del Quirinal, «hartos» de la velocidad de los coches

Los vecinos de las Campas del Quirinal, «hartos» de la velocidad de los coches

El control de la Policía Local no logra disuadir a los conductores que se congregan en el aparcamiento de la calle de Somaly Man

C. DEL RÍO

Sábado, 7 de enero 2017, 09:34

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Hace exactamente un año y un mes, la Policía Local montó un dispositivo especial y denunció a once conductores por exceso de velocidad y conducción temeraria entre la carretera entre La Plata y la urbanización Las Campas del Quirinal. Fue un antídoto efímero. Los coches volvieron poco después a las andadas y mantienen vivo un problema que fue denunciado por primera vez en 2009. Tras un regreso tímido y progresivo al aparcamiento de la calle Somaly Man a principios del año pasado, estos conductores ya no se ocultan y vuelven a exprimir sus vehículos por las calles y glorietas de la zona ante el cansancio y hartazgo que manifiestan los vecinos. La habitual presencia de la Policía Local, a quien los vecinos llaman repetidamente, logra disuadir a unos conductores, mayoritariamente jóvenes, que «llevan el coche a todo meter por la carretera de La Plata y llegan hasta la glorieta del final de José Cueto, donde la residencia geriátrica», explican desde la asociación de vecinos de Las Campas del Quirinal.

Reconocen el problema y lamentan la ausencia de soluciones efectivas. «No sólo es la velocidad, es el ruido que hacen los coches y que sufren especialmente quienes viven más cerca del aparcamiento, y también la suciedad que dejan allí por el botellón que hacen. Estamos hartos», afirman.

Ahonda en la explicación una vecina de la calle Aida de la Fuente, que asegura que los badenes para reducir la velocidad en las proximidades de los pasos de cebra no sólo no evitan la agresiva conducción de estos vehículos sino que parecen estimularlos.

Las reuniones de estos conductores no se limitan a los fines de semana. «Están cualquier día de la semana y salen a correr por la noche, pero no muy tarde, a eso de las once bajan a toda velocidad hasta abajo del todo de la urbanización con el riesgo de llevarse a una persona por delante», alerta.

La mujer confirma que aunque lo más peligroso es el desprecio de los conductores por las normas básicas de seguridad, el ruido es «insoportable». Ellos, los vecinos, no terminan de acostumbrarse, pero «mi perro no quiere ni salir a pasear por la noche porque le asustan los rugidos de esos motores», pone como ejemplo.

La policía conoce el problema más que de sobra. Las patrullas se pasan repetidamente por la zona sin haber logrado, hasta el momento, disolver al grupo de conductores que se reúne allí. Atraparlos in fraganti no siempre es fácil porque ellos están alerta y vigilantes ante la más que esperada presencia policial. Se consiguió eliminar el problema durante unos meses a raíz del dispositivo de diciembre de 2015, cuando once conductores fueron denunciados por exceso de velocidad y conducción temeraria.

Exigió entonces el diseño de una operación llevada a cabo por cinco agentes entre las seis y las ocho de la tarde con el apoyo de dos vehículos camuflados, uno de ellos provisto de radar. Se detuvo a dos conductores de 20 y 21 años vecinos de Avilés y Pravia, respectivamente, que realizaban derrapes en el aparcamiento y a otros siete por exceso de velocidad por la carretera de La Plata.

Los otros dos denunciados fueron un conductor que llevaba encendidas las luces antiniebla sin que se diesen las condiciones meteorológicas y otro conducía un vehículo que incumplía las condiciones técnicas reglamentarias.

Son prácticas que se siguen repitiendo, según atestiguan los vecinos y refleja el pavimento. En el aparcamiento de Somaly Man se ven con claridad las marcas de neumáticos por los derrapes.

«Esto no hay quien lo aguante», clama una residente de esta calle. «No sé por qué tenemos que aguantar esto, puede con los nervios de cualquiera. Te sientes impotente cuando ves a esta gentuza como si estuvieran en un circuito. Si quieren pilotar es lo que tienen que hacer, ir a un circuito cerrado. Ya veremos cuando se lleven a alguien por delante, porque si bien esto no está tan transitado como una calle céntrica, los vecinos también salimos a tirar la basura y a dar algún paseo», advierte.

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