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Planta baja del palacio Balsera.
Ciudadano Balsera

Ciudadano Balsera

Victoriano Fernández Balsera (1859-1942), uno de los hombres fuertes del Avilés de principios del siglo XX

ALBERTO DEL RÍO LEGAZPI

Domingo, 29 de enero 2017, 01:57

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Avilés fue ciudad de marinos, comerciantes, artesanos, algún título nobiliario y abundantes hidalgos de medio pelo. Los pertenecientes a las dos primeras categorías se llevan la palma.

Entre los comerciantes históricos avilesinos es amplia la relación de profesionales destacados y sus referentes máximos son, desde tiempo medievales, el famoso Gómez Arias (ver el episodio 'El mercader de Avilés' de 1 de mayo de 2016) hasta Victoriano Fernández Balsera, figura del poderío comercial local de comienzos del siglo XX.

Victoriano fue una persona cuyo tiempo de vida se puede «milimetrar al minuto» pues consta (Archivo Parroquial de Sabugo, Libro de Bautismos 1838-1859, página 220 vuelta) que nació el 27 de junio de 1859 «a las dos y media de la mañana» Victoriano Marcelino hijo de Félix Fernández (natural de Avilés) y Josefa Balsera (Soto de Luiña) y su fallecimiento ocurrido el 8 de junio de 1942 tuvo lugar «a las once de la mañana», según informaba la esquela publicada en LA VOZ DE AVILÉS del día siguiente.

De familia humilde tuvo que trabajar desde muy joven. Era un tipo tan avispado, currante y emprendedor que consiguió abrir una modesta tienda de ultramarinos en la céntrica calle de La Muralla que fue un éxito. También es verdad que tuvo la suerte de tener un cuñado generoso como Antonio Gutiérrez Herrero, que se la financió.

Es curiosa la excelente relación que tuvieron estos dos hombres y su coincidencia en diversos aspectos como cuando Balsera construyó su palacete lo hizo al lado de la mansión de su cuñado (que habitó el inmueble número 2 de la plaza de San Francisco, adquirido en 1994 por la Policlínica Rozona para reconvertirlo en clínica) o que a ambos les fue concedida a la vez -en la misma sesión municipal del 1 de junio- una calle con sus nombres respectivos.

Al comprar un gran solar -Gutiérrez Herrero, a su muerte, le había dejado parte de sus bienes en herencia- a orillas de la Ría e instalar allí tres imponentes naves, con muelle propio para el transporte marítimo frente a la fachada principal y muelle ferroviario en la parte trasera, Victoriano se convirtió en uno de los más importantes comerciantes del norte de España. Y siguió creciendo. El negocio era, principalmente, importación de productos ultramarinos procedentes de Cuba y México y exportación de productos asturianos.

Detalles de su trayectoria empresarial se pueden leer en los episodios 'Las naves de Balsera atracadas en el Ría de Avilés' de 7 de abril de 2013 y el titulado 'Palacio de Balsera' del 15 de junio de 2014. Resta otro episodio dedicado tanto a la avenida que lleva su nombre como a su familia desde su hija Josefina a su biznieta Elena Sendón Balsera, actriz teatral residente actualmente en Buenos Aires.

Todo lo que construyó Victoriano sigue brillando hoy. Sus famosas naves, actualmente cerradas y sin uso, están consideradas una joya del Patrimonio Industrial y el palacete que levantó en el casco histórico de Avilés, como domicilio familiar, está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y actualmente es la sede del Conservatorio Municipal de Música.

Allí vivió con su esposa Herminia Gutiérrez de la Campa y sus dos hijos, Álvaro y Josefina. La familia había estado domiciliada antes en el número 12 de Rui Pérez al lado del arco de entrada a la plaza del mercado que tiene esa calle.

Aquel tendero humilde fue uno de los fundadores -y luego presidente- de la Cámara de Comercio de Avilés, al igual que de la Junta de Obras del Puerto (hoy Autoridad Portuaria), socio fundador de la Compañía de Tranvía Eléctrico, consignatario de buques... El sello 'Avilés' en sus productos comerciales circuló por medio mundo y eso hace 100 años era la pera. Cuando se estudie la trayectoria de la 'Marca Avilés' Balsera es referencia máxima.

Hombre habilidoso y cordial, fue simpatizante político del republicano José Manuel Pedregal. El periodista avilesino Luis Muñiz Suárez es quien mejor retrató al gran comerciante.

A mí, Balsera, se me antoja personaje novelesco y cinematográfico. Para que no falte nada, en su 'ostentórea' (que diría Jesús Gil) mansión de Avilés, 'habita' un fantasma que es aireado cada poco en medios de comunicación nacionales.

La trayectoria vital de Victoriano Fernández Balsera me recuerda una frase de la película 'Ciudadano Kane' de Orson Welles, aquella que dice «Creo que ninguna palabra basta para explicar la vida de un hombre».

Ciudadano Balsera.

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