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Fernando Leira, en el centro, rodeado de amigos y su esposa durante un homenaje.
El deporte llora a Fernando Leira, icono de la lucha contra la ELA

El deporte llora a Fernando Leira, icono de la lucha contra la ELA

Durante su enfermedad, hizo popular uno de sus dorsales, con el que corrieron muchos corredores para hacer visible la enfermedad

JOSÉ ÁNGEL GARCÍA

Jueves, 14 de junio 2018, 13:06

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La llama de la vida se apagó ayer para Fernando Leira Almagro, gijonés de 46 años afincado en Avilés. Una persona que demostró ser un luchador con mayúsculas cuando le tocó encarar los últimos años de su vida. Lo hizo sin perder la sonrisa a pesar de tener que hacer frente a los rigores de una enfermedad tan cruel como la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). Hoy, a la una, será incinerado en el Tanatorio de Avilés, donde descansan sus restos mortales.

Antes de encontrarse con los primeros síntomas, era un habitual en las pruebas del calendario atlético para las que se preparaba en las rectas del 'kilometrín'. A él no le hizo falta ganar carreras para ganarse el respeto y el cariño de todo el atletismo popular. Muchos amigos le acompañaron en este trayecto. Nada más conocer el diagnóstico con el que tenía que lidiar, lejos de amilanarse por las circunstancias, puso en marcha una iniciativa que resulto un éxito a la vista de los resultados. Invitó a los corredores a ponerse un dorsal, con el número 32, que él guardaba de su participación en una Oviedo-Gijón y en el que se leía el mensaje que él aspiraba a pregonar: #laELAexiste.

Muchos populares se sumaron al proyecto que contó, además, con el respaldo de algunos de los mejores corredores asturianos del momento como Alba García o Marcos Peón. El dorsal '32' traspasó fronteras y llegó incluso a lucirse en pruebas internacionales. Conseguía así su objetivo de que su deseo se propagara como el eco por muchos rincones. El avance de la enfermedad no minó el espíritu combativo de Fernando Leira, que camuflaba entre sonrisas la severidad de una dolencia, que solo conocen aquellos que la viven de forma directa.

Las redes sociales fue el conducto que utilizó para demostrar que la enfermedad, aunque se propagaba de forma imparable minando su movilidad, no podía derrotarle. Paralelamente, un grupo de amigos pusieron en marcha un página de Facebook para contar todas las actividades que se organizaban para promocionar su iniciativa. Su ejemplo fue recogido en un libro escrito por José Millariega 'La vida con una sonrisa' y en que también se rinde un merecido homenaje a la persona que estuvo a su lado durante toda la etapa de la enfermedad, su esposa María Teresa Sánchez.

Su tesón mereció reconocimientos procedentes de distintos ámbitos como la educación, la cultura y el deporte. El último fue el pasado mes de noviembre cuando le entregaron el premio a la deportividad en los galardones que entrega el Ayuntamiento de Avilés. Su verdadero trofeo, sin embargo, es el legado que deja, haciendo visible una enfermedad desconocida aún para mucha gente.

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