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Los feligreses abarrotaron la plaza de Carlos Lobo en la bendición de ramos realizada por el párroco Ángel Llano, previa al inicio de la procesión de La Borriquilla.
«Abrid vuestro corazón a todos»

«Abrid vuestro corazón a todos»

El párroco de San Antonio hace una llamada a la concordia en un multitudinario Domingo de Ramos

J. F. GALÁN

Lunes, 10 de abril 2017, 01:45

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Domingo de ramos, sol y procesión, la de la Borriquilla, la primera de la Semana Santa y la más alegre. La imagen que representa la entrada triunfal de Jesús de Nazaret en Jerusalén a lomos de una borrica recorrió ayer las calles del centro histórico portada por la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Esperanza, escoltada por cuatro guardias civiles del puesto de Piedras Blancas que se presentaron voluntariamente a la labor y arropada por numerosos fieles, niños, padres, ahijados, padrinos, madrinas, familias enteras, y una veintena de franciscanos seglares.

Tras la decepción del año pasado, cuando la lluvia obligó a la suspensión, la de ayer fue posiblemente la más multitudinaria desde que en 1998 se recuperase tras un paréntesis de veintitrés largos años. También fue la primera sin banda de música y sin que sonasen los acordes del himno nacional, ausencias que se sumaron a la ya acostumbrada de representantes del gobierno local. Los únicos miembros de la Corporación que se dejaron ver fueron tres concejales del Partido Popular, que promueve que la Semana Santa Avilesina sea declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.

A las 11.45 horas de la agradable mañana el párroco de San Antonio de Padua, Ángel Llano, encaramado a lo alto del murete que cierra la campa de la iglesia, bendijo la nube de palmas y ramos de olivo, símbolos de la paz, de la fe en Cristo y de su victoria pascual, que levantaron al cielo los muchos cientos de personas congregadas en la plaza de Carlos Lobo y adyacentes, el punto de partida. «Aunque el agua no llegue a los ramos da lo mismo, todos quedan bendecidos», bromeó antes de leer el capítulo evangélico de San Mateo que describe la apoteósica entrada de Jesús de Nazaret en Jerusalén días antes de su pasión, muerte y resurrección, según testimonian los cuatro evangelios canónicos.

En su breve homilía hizo alusión a los atentados perpetrados ayer en dos iglesias coptas de Egipto «y a las víctimas de los bombardeos. Estamos en un mundo en el que se cierran muchas puertas, en un mundo que no nos gusta. Abrid las puertas de vuestro corazón a todos, a los de otras religiones, a los que no vienen a la iglesia, y descartad el odio y la persecución. Somos cristianos no de la mañana de ramos, sino de todo el año».

Acto seguido el redoble de tambores y timbales anunciaba el inicio de la procesión. La abrían tres franciscanos seglares, la única congregación de la orden que permanece en Avilés tras la marcha, en 2013, de los conventuales. Detrás marchaba la banda de tambores y timbales de la cofradía y en filas de a tres el resto de sus miembros, ataviados con su indumentaria habitual, hábito compuesto por túnica de vivela blanca, capirote de raso verde con el emblema de la cofradía -una cruz con dos palmas bordadas sobre terciopelo verde que simbolizan el principio y el fin de la Pasión-, cíngulo del mismo color, guantes blancos y una palma en la mano. En señal de penitencia muchos iban descalzos. Juntos a ellos más franciscanos seglares, medio centenar de niños vestidos de hebreos, doce de los cuales simbolizaban a los apóstoles y representantes de las otras ocho cofradías y hermandades que procesionan en la Semana Santa de Avilés.

Y el paso, propiedad de la orden Franciscana Seglar de Avilés. Tallado en 1955 en Santiago de Compostela, la imagen central es la de Jesús de Nazaret a lomo no de un burra, sino de un manso pollino junto al que cabalga la borrica que da nombre a la procesión. Delante aparecen dos niños y tras la caballería, San Pedro y San Juan. El párroco, Ángel Llano, marchaba inmediatamente detrás ataviado con una capa roja, como dispone la liturgia, dando pie a un largo rosario de fieles, casi todos con palma o ramo de olivo en sus manos.

Ritmo pausado

Tras abandonar la plaza de Carlos Lobo la procesión continuó por la Ferrería, La Muralla, calle y plaza de Pedro Menéndez y plaza de La Merced para regresar a través de La Cámara, plaza de España y la Ferrería hasta Carlos Lobo, el recorrido habitual, pero a un ritmo más lento que otros años y ante mucho público. Una vez recogido el paso en la iglesia de San Antonio de Padua el párroco ofició la misa del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, la fecha que marca el inicio de la Semana Santa.

Ayer también se bendijeron palmas y ramos en la práctica totalidad de iglesias de la comarca de Avilés, en algunos casos también con procesión. Ya por la tarde se celebró la de la hermandad del Cristo de la Verdad y la Vida, con la imagen de Jesús en el Huerto de los Olivos. Comenzó a las 19.30 horas en la iglesia Cristo Rey de Versalles y, tras un breve recorrido por su entorno, terminó en el mismo lugar.

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