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Los alfareros mostrarán hasta el lunes sus colecciones en la plaza de Álvarez Acebal.
Viaje en el tiempo a través de la cerámica

Viaje en el tiempo a través de la cerámica

La Feria de Alfarería muestra piezas de uso popular y colecciones recuperadas que son únicas en España

S. G.

Domingo, 16 de abril 2017, 00:58

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Vasijas, tinajas, botijos, platos, jarras u ollas, elementos de uso cotidiano que con la llegada del vidrio y el plástico se transformaron e hicieron que la cerámica y los alfareros pasaran a ser un oficio «en peligro de extinción». La Feria de Alfarería Tradicional Villa de Avilés, que celebra este año su octava edición, se inauguró ayer con un firme propósito, poner en valor este oficio milenario y ofrecer a los avilesinos y visitantes «un viaje en el tiempo» a través de los objetos más cotidianos.

En esta edición se han citado catorce alfareros de diferentes provincias españolas, entre ellas Asturias, representada por Manuel Rodríguez, único alfarero en activo de Llamas do Moure. Todos ellos coinciden en ensalzar el laborioso trabajo que lleva crear cada una de las piezas que durante los próximos tres días se podrán ver en la plaza. Una exposición al aire libre que permitirá al visitante adentrarse en las costumbres de sus antepasados. «Todas las piezas han tenido su época de esplendor, todas tienen su uso aunque ahora se haya quedado desfasado. Las personas mayores verán en cada puesto un trocito de su vida antes de la llegada del agua potable a casa por ejemplo», destaca Isaac Cívicos, de Zamora.

Como él, el resto de alfareros que buscan en la feria avilesina la promoción que les falta por parte de las instituciones y a su vez dar salida a las piezas que elaboran en sus talleres. «Esta feria es única en España, nos da una oportunidad muy grande de visibilizarnos y de dar salida a las colecciones. Sin este tipo de eventos no podríamos seguir adelante», apunta Joaquín Albalat, de Ribesalbes, en Castellón.

A pesar de ser un oficio tradicional y milenario la falta de relevo generacional hace pensar a los alfareros que está en vías de desaparecer. «Esto es algo más que un negocio, es algo cultural y como tal debería de apostarse más por ello. Darle promoción y difusión», apunta Blas Casares, de Granada. Aunque vean el futuro «incierto», sí que hay luz al final del túnel. «Mantener vivo el oficio pasa por las escuelas y talleres, donde hay un público fiel muy interesado», comenta Luis Alfonso Fernández, de Almería.

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