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Las baterías de cok mantenían ayer su actividad, a excepción de la planta de ácidos.
El Principado considera «muy grave» el escape de gas de Arcelor en Avilés

El Principado considera «muy grave» el escape de gas de Arcelor en Avilés

Califica el incidente de «muy grave», afirma que tardó casi una hora en avisar y mantiene el cierre de la planta de ácidos

José Fernando Galán

Jueves, 27 de abril 2017, 01:13

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El Principado abre expediente sancionador a ArcelorMittal por la fuga de gases ácidos que provocó la nube tóxica que a media tarde del lunes invadió gran parte del centro de Avilés. Califica el incidente de «muy grave» y ve «insuficiente» el informe remitido ayer por la empresa, en el que expone su versión de los hechos a la vez que plantea una serie de medidas correctoras para evitar que se repita. La emplaza a que le envíe otro «detallado» y ratifica que mantendrá el cierre de la planta de ácidos de baterías de cok, el foco de la fuga, hasta que no presente un nuevo plan de intervención y reciba su visto bueno.

La Consejería de Medio Ambiente señala que la causa del escape «fue un fallo en el proceso industrial ajeno al control y supervisión ambiental» y fundamenta su decisión de abrir expediente sancionador, «a la espera del informe detallado» de Arcelor, en «las graves consecuencias, con afección a la salud», que tuvieron unas «emisiones no autorizadas que incumplen la autorización ambiental integrada». También censura su gestión, por «dilación en el aviso» y escasez de información remitida durante las primeras veinticuatro horas». En este sentido, afirma que el 112 le comunicó a las 19.20 horas que se había formado «una nube de efecto irritante en la planta de Arcelor de Avilés» y que la empresa no lo hizo hasta las 20.14 horas.

En cuanto al informe remitido ayer, asegura que se limita a recoger que la sonda cuyo fallo provocó la emisión ya ha sido reparada, que se está llevando a cabo un análisis pormenorizado del problema y que se implementarán medidas para evitar que se repita antes de reiniciar la actividad, extremo que el Principado no autorizará hasta que Medio Ambiente no de luz verde al plan de intervención que reclama a Arcelor.

La Consejería también recuerda que la multinacional «acumula casi una veintena de expedientes desde 2015», cinco de ellos en lo que va de año, e incide en que «en los últimos meses la dirección general de Prevención y Control Ambiental está introduciendo nuevas exigencias ambientales que facultan a las empresas a operar». En el caso concreto de Arcelor, «se le han rebajado los valores límite de emisión de contaminantes».

El cierre preventivo decretado por el Principado afecta únicamente a la planta de ácidos, una fase de la de subproductos, diseñada en su conjunto para depurar los gases que se generan durante la producción de cok, principal combustible de los hornos altos. El resto de la instalación, incluidas las propias baterías, continúan funcionando, con la salvedad de que el cierre de la fase de ácidos le obliga a proveerse en el mercado exterior del ácido sulfúrico que se produce allí. Dicho compuesto es uno de los agentes que se utilizan para depurar los referidos gases en la planta de subproductos y genera otros que reutiliza la empresa, entre ellos más ácido sulfúrico. De ahí el nombre, planta de subproductos.

Medidas correctoras

Las medidas correctoras que plantea Arcelor consistirían, según la empresa, en un sistema complementario que garantizaría que el caudal de ácido sulfúrico que llega a la torre de absorción de la fase de ácido durante el proceso de lavado es el adecuado y que haría saltar alarmas en el caso de detectar anomalías. Funcionaría de forma paralela a la sonda de nivel que hasta ahora se encargaba de tal cometido. Y el lunes falló.

El caudal que reflejaba no era el que realmente había en la torre, error que originó la fuga, posiblemente por una chimenea, aspecto que no ha sido confirmado ni desmentido. También se desconoce si la avería fue de naturaleza física, del propio dispositivo o del sistema informático que lo controla.

El resto ya se conoce. El gas llegó al centro de Avilés y durante los diez o quince minutos que tardó en deshacerse la nube provocó irritaciones en vías áreas y garganta en numerosos viandantes y gran inquietud en la población general, que no sabía que hacer. La primera reacción que por instinto encontraron muchos fue buscar cobijo en un establecimiento o portal cercano o simplemente cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo o con cualquier cosa parecida.

Era trióxido de azufre, un agente nocivo y corrosivo que al contacto con la humedad ambiental se transforma en ácido sulfúrico, el agente principal de lo que se conoce como lluvia ácida. Al ser más pesado que el aire termina en el suelo y con toda probabilidad buena parte acaba llegando al mar. Y según recoge su ficha de seguridad también es contaminante para el medio marino. Emitir este gas a la atmósfera está absolutamente prohibido, de ahí que la Fiscalía haya incoado de oficio diligencias de investigación en fase preprocesal. Tendrán una duración máxima de seis meses, con posibilidad de prórroga, y puede concluir en denuncia si se determinan indicios de responsabilidad penal o archivarse en su defecto.

Los incumplimientos en los que ha incurrido ArcelorMittal han dado lugar a la apertura de seis expedientes sancionadores en 2015, ocho en 2016, y cinco en lo que va de año.

Días contados

Con sesenta años de vida, las baterías de cok ocupan una superficie de unos 360.000 metros cuadrados, junto al PEPA. A grandes rasgos, son cámaras refractarias en las que se calienta carbón a una temperatura de unos mil grados, obteniendo así, mediante destilación proceso que elimina la fase húmeda y genera aguas amoniacales y gases que en su mayor parte se reutilizan previo tratamiento un piedra porosa con alto contenido en carbono y gran poder calorífico, el cok.El proceso dura unas dieciséis horas, y se realizan unos 240 deshornados diarios. Una tonelada de carbón rinde unos 750 kilos de cok, más los subproductos que se tratan en la planta destinada a tal fin para su posterior reutilización.

Arcelor dice que ha desembolsado en los últimos años fuertes inversiones para mantenerlas activas y automatizar el proceso. Según la empresa, se han renovado los carros de entrada y de guía, dotándolos en ambos casos de cabinas presurizadas, se han cambiado las puertas de los hornos, 480 en total, instalado sistemas de captación y de cribado de gases y dotado a los trabajadores de cascos presurizados. Son unos 380 más otros 240-260 subcontratados, y gracias a las inversiones y a los automatismos su trabajo es mucho menos duro y mucho más seguro que hace unos años.

Con todo el tiempo no perdona. Es una instalación obsoleta a la que se atribuyen un sinfín de fugas a la atmósfera y vertidos al agua que tiene los días contados. Arcelor tiene previsto iniciar en fechas próximas la construcción de unas nuevas baterías de cok en Gijón mucho más modernas y sostenibles medio ambientalmente. Está previsto que entren en servicio en el ya no lejano 2019 y una vez superen la fase de prueba las de Avilés se apagarán y el propietario del terreno que ocupan, la división industrial de la Sociedad Estatal de Participaciones Estatales, Sepides, podrá volver a hacer uso de él. Tendrá que desmontarlas y descontaminar el terreno antes de poner ese suelo, se espera, a disposición de nuevas empresas.

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